Con la crisis económica que priva en estos momentos, la transacción no le dejó ninguna ganancia económica, incluso perdió algunos miles de dólares.
La cantante adquirió esa propiedad en 2016 y pagó por ella 8.3 millones de dólares. Cuando decidió venderla, Demi pidió 9 millones, pero sus asesores le aconsejaron que bajara un poco el precio para que fuera más atractiva la oferta. La artista pidió 8.9 millones, pero al no obtener resultados, Lovato tuvo que bajar la oferta a 8.25 millones para poder venderla.