Las parroquias rurales del extremo oriente de Quito reportan una baja cantidad de casos de covid-19, pero el incumplimiento de las medidas de bioseguridad es constante.
El Comité de Operaciones de Emergencia provincial reportó este 1 de agosto que en Yaruquí había 58 contagios. Pifo, Puembo, El Quinche, Tababela y Checa tienen menos de 50 casos cada uno.
Más de 100 000 personas viven en esos poblados y sus economías dependen del trabajo en las florícolas, plantaciones de frutilla y otros productos del campo.
También de lo que laboran en las fábricas textiles, de metalmecánica, cementos y arcillas, madera y muebles o alimentos preparados.
Otros madrugan, de lunes a viernes, para laborar en la capital. Desde las 05:00 es frecuente observar a cientos de usuarios que utilizan las líneas de transporte interparroquial y otros que se movilizan en sus propios vehículos.
La preocupación de las autoridades radica en que, si bien el número de contagios es bajo, en las seis localidades, la gente continúa desobedeciendo las normas de bioseguridad.
Rosa Simbaña es presidenta del GAD de El Quinche, una parroquia cuya máxima atracción es el santuario de la Virgen y tiene cerca de 18 000 habitantes en seis comunas y 10 barrios.
Cuenta que en algunos puntos se han instalado arcos de desinfección e, incluso, hay moradores que fumigan los vehículos, de forma manual, con bombas hidráulicas.
Así ocurre, por ejemplo, en la zona de La Esperanza. Se instaló un puesto con un hombre que activa y desactiva los surtidores de amonio cuaternario cada vez que pasa un auto.
Para Simbaña, otro de los inconvenientes es que la gente consume licor en las canchas deportivas. “Se han gestionado operativos que han funcionado, pero hay resistencia de la gente. Se ha identificado tres canchas en donde 15 o 20 personas se reúnen”.
Cada vez que se realiza una intervención, los infractores huyen o se esconden en las quebradas aledañas, añadió la funcionaria. El mismo panorama se presenta en Yaruquí, la parroquia con más contagios de coronavirus desde que comenzó la emergencia sanitaria a mediados de marzo del presente año.
Ahí, las autoridades del GAD emprendieron una campaña de concienciación dirigida a sus 20 000 habitantes en 22 barrios y 4 comunas, colocando carteles en los que se difunden medidas de prevención.
Sin embargo, todavía existen denuncias en contra de infractores que acuden a cuatro canchas a practicar deportes y consumir licor.
Otro problema recurrente son las fiestas, principalmente graduaciones, que se han realizado en los últimos días. También cumpleaños y bautizos en los que hubo aglomeraciones.
Para Patricia Osorio, presidenta del GAD Yaruquí, una de las causas para que se reporten pocos contagios es que se ha identificado a cada paciente y se lo ha aislado proporcionándole kits de alimentos.
De esta manera, agrega, se ha logrado que no salgan de casa y se respeten los confinamientos. El Gobierno de Pichincha ha entregado raciones de comida a los afectados. Patricio Carrera es médico y presidente del GAD de Puembo, que cuenta con 20 000 moradores distribuidos en 17 barrios y 2 comunas.
A su criterio, los 42 casos reportados en su parroquia -según las estadísticas oficiales- no muestran la verdadera realidad de lo que ocurre. “En mi consultorio he atendido más de 40 como mínimo. Hay familias enteras que contrajeron la enfermedad”.
Acotó que a los dos centros de salud de su localidad le faltan insumos médicos para atender a quienes presentan síntomas de coronavirus u otros problemas de salud.
“La última vez recibieron 200 tabletas de paracetamol que no alcanzan ni para un día”. Sin embargo, asegura que el 80% de personas en su pueblo son disciplinadas y respetan las normas de bioseguridad.
El resto son jóvenes que se divierten en las 10 canchas del sector. Luego ingieren bebidas alcohólicas en grandes cantidades. “Parece el virus no es tan agresivo como fue en Guayaquil y tenemos seis personas que han fallecido aquí”.
En Checa, otra parroquia rural cercana a Tababela, también hay indisciplina pese a que se han reportado pocos contagios. El capitán Fabián Coello, jefe policial de ese lugar, asegura que la gente incumple los distanciamientos casi todo el tiempo.
“Cada semana detectamos en promedio cinco fiestas que generalmente son bautizos, cumpleaños, entre otras”. Asimismo, los moradores salen a divertirse y desde el jueves empiezan a tomar bebidas alcohólicas en las áreas deportivas y espacios públicos.
Para el oficial, en Checa se han registrado pocos casos debido a que la mayoría de gente labora en el campo y no mantiene contacto con personas que contrajeron la enfermedad.
También se han instalado arcos de desinfección en los accesos del pueblo. Uno se ubica en la intersección de las calles Quito y Ezequiel Osorio. En estas localidades hacen falta más pruebas de diagnóstico para saber cuántos realmente son positivos.
Fuente: El Comercio – Nota Original : LINK