Diez minutos de receso son para Ismael sinónimo de libertad. El niño, de 7 años, no los utiliza ni para comer ni para ir al sanitario. El tiempo que transcurre entre el cambio de una clase virtual de tercero de básica a otra, es para jugar, según su madre, Viviana Bayas.
Hasta el viernes, Ismael permanecía frente a su computadora, en cuatro clases, entre las 07:15 y las 10:35. Ese fue su horario de adaptación y desde mañana tendrá uno oficial.
Es muy difícil -anota Viviana- que su hijo y otros niños de su edad permanezcan atentos a la pantalla. Cuando ella se descuida juega con el lápiz o saca la lengua para verse en la cámara, en plena clase virtual.
“Mami, ya no quiero”, le dice. Para estructurar el plan Aprendemos Juntos en Casa, la Cartera de Educación consideró lo establecido por la Sociedad Pediátrica Internacional y la Unesco, sobre tiempos de permanencia en pantalla.
Así, los niños podrán pasar máximo una hora; y los adolescentes, no más de dos, al día. Todos con acompañamiento de un adulto (ver infografía).
“Fijar un horario basado en horas de clase por videoconferencia es antipedagógico”, opina el rector del Liceo del Valle, Patricio Cevallos. Por eso ellos compactaron el currículo a través de experiencias de aprendizaje.
Los chicos cumplen actividades sincrónicas y asincrónicas (‘offline’); predominan la indagación y práctica de los aprendizajes, dice. Todo va entre las 08:00 y las 14:00.
Sin embargo -aclara- no implica que permanezcan sentados frente a la pantalla todo ese tiempo. También tienen una plataforma para el desarrollo de la comprensión lectora, razonamiento lógico y resolución de problemas, que desarrollan en una hora semanal.
La capacidad atencional varía según la edad de los estudiantes, explica la psicopedagoga Cristina Tapia. Un niño de 4 a 5 años -explica- atiende a la pantalla máximo 20 minutos, con actividades lúdicas.
El uso de pantallas para jugar o ver películas, dice, no requiere el mismo sistema atencional que cuando los chicos se conectan con fines educativos.
Tapia recuerda la importancia de que los planteles incluyan tiempos de receso en sus horarios y la realización de pausas activas al inicio y al final de cada clase, con ejercicios de estiramiento o saltos que permitan trabajar otras formas de atención.
A escala mundial se dice que los profesores deberían diseñar actividades productivas, sobre todo en el caso de los alumnos más grandes, que llevan gran parte de su aprendizaje en pantallas. También se pide equilibrio entre tareas.
La evidencia científica habla del daño que provoca el uso excesivo de dispositivos digitales en el desarrollo cerebral. Soledad Garcés, de Fundación Convivencia Digital, citada por La Tercera, de Chile, recuerda que en niños y adolescentes, el cerebro está preparado para aprender de experiencias concretas y reales, es decir con los cinco sentidos. Erika Bonilla ha contemplado retirar de la escuela a Mathias, de 7.
Permanece frente a su computadora durante seis horas al día. “Se aburre, se pone de mal genio y se distrae’”. Para la madre, todo ese tiempo no es 100% productivo, ya que, aunque la profesora es buena, asegura que hay cosas difíciles de controlar. “Se detiene, pidiendo silencio o repitiendo cosas ya dichas”.
Las fichas pedagógicas del Ministerio plantean trabajo diario de 30 minutos en inicial y unos 50 al día para el resto de niveles. Ese tiempo no tiene que ver solo con dispositivos. Ese período puede complementarse con actividades planteadas por los docentes hasta completar un máximo de trabajo diario de dos horas.
Aunque Miley tiene clases de 08:00 a 11:00, con 20 minutos de descanso entre períodos de 40, a su madre, Katherine Barrionuevo, le preocupa que pase hasta ocho horas frente a la computadora para terminar deberes. La niña de 11 años -cuenta- termina con dolor de cabeza y ardor en los ojos.
Para Paulina Morales, docente universitaria, el tiempo recomendado por las autoridades no es suficiente para impartir conocimientos. Ella aconseja que los planteles organicen sus horarios con pausas de 20 a 30 minutos.
Esto si las clases duran una hora. “Así los chicos alcanzarán un equilibrio y entenderán mejor”. La Academia Americana de Pediatría modificó sus recomendaciones sobre el tiempo frente a pantallas. Los viejos límites se relacionaban con uso recreativo; debido a la pandemia, la tecnología es indispensable para la educación.
“Lo que importa ahora es el niño, el contenido y el contexto”. En contextoLos chicos estudian en casa desde el 16 de marzo, tras la declaratoria de emergencia. En el ciclo 2019-2020, que finalizó en junio, empezaron con horarios de clases virtuales, a través de computadoras, tabletas y celulares, además de tareas.
Fuente: El Comercio -Nota Original : LINK