Acompañada con su esposo y dos hijos retornaba de Riobamba, luego de visitar a su familia durante los días de asueto en el cuarto feriado del año.
Normalmente del trayecto hacia Quito le toma aproximadamente cuatro horas. Este lunes 2 de mayo salió a las 10:00 y llegó finalmente cerca de las 15:00. Una hora más tarde de lo previsto.
“Salimos pronto para evitar el tráfico que se hace porque todos vuelven hoy”, dice la mujer de 40 años. Según su relato la parte más problemática del camino es Machachi y Alóag donde el tránsito se detiene por minutos. “Y eso que aún es temprano”, manifiesta.
De acuerdo con estimaciones de la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop), entre el viernes 29 de abril y el lunes 2 de mayo se trasladarán 95 000 personas desde las terminales terrestres de Quito.
En Quitumbe se prevé el paso de cerca de 60 000 usuarios y en Carcelén de otros 35 000. Ambas terminales operan las 24 horas.
En un recorrido de este Diario se pudo observar la llegada constante de viajeros a la terminal del sur. No hubo aglomeraciones porque muchos buses hacen paradas previas en Carcelén, la Colón y otros sectores.
Los trabajadores del lugar concuerdan en que en horas de la tarde y noche se verá aumentado el número de pasajeros en los andenes de llegada. Juan, quien trabaja con la carga de maletas, dice que en su experiencia la congestión se inicia a las 17:00 y luego toda la noche no se detiene.
Pedro Briones llegó desde la provincia costera del Guayas. Según dice, el trayecto fue tranquilo y no demoró más de la cuenta. Quizás unos minutos, pero nada grave. “Gracias a Dios no nos cogió tráfico ni lluvia porque ahí también se congestiona la vía”, menciona.
La zona de embarque en Carcelén estuvo casi vacía. Luz Haro es una de las pasajeras que esperaba abordar la unidad con rumbo a Ibarra. Lleva una maleta pequeña y viajó sola.
“Salir (de Quito) a esta hora no es problema, volver sí”, señaló. Por eso no le preocupa hacer el viaje en el último día de feriado.
En ambos lugares el escenario exterior lucía congestionado por taxis a la espera de clientes. Al mismo tiempo agentes de tránsito controlaban la movilidad de los alrededores.
Fuente: El Comercio – Nota original: LINK