Al menos 4.408 personas han muerto en Siria desde el inicio de los bombardeos de Rusia, aliada del régimen de Bachar al Asad, el pasado 30 de septiembre y hasta el día de ayer, según los datos difundidos hoy por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
De esos fallecidos, al menos 1.733 son civiles, entre los que hay 429 menores y 250 mujeres.
Los ataques aéreos rusos también causaron 1.183 bajas en las filas del grupo terrorista Estado Islámico (EI) y 1.492, en facciones islámicas, el Frente al Nusra -filial siria de Al Qaeda-, el Ejército Islámico de Turkestán y de combatientes de otras nacionalidades.
Tanto el Gobierno de Damasco como el de Moscú alegan que la aviación rusa, al igual que la siria, tienen como objetivo los grupos terroristas que operan en el país árabe.
Sin embargo, el Observatorio y la oposición aseguran que la fuerza aérea rusa también ha tenido como blanco zonas residenciales habitadas por civiles y bases de organizaciones armadas opositoras, como el Ejército Libre Sirio (ELS).
Los bombardeos rusos se han reducido desde el comienzo del cese de las hostilidades en Siria, el pasado 27 de febrero, acordado por Washington y Moscú, y aceptado por el Ejecutivo sirio y la Comisión Suprema para las Negociaciones (CSN), principal alianza opositora.
Sin embargo, en los últimos días, supuestos ataques aéreos de Rusia han tenido lugar en algunas partes del país, según ha denunciado la Coalición Nacional Siria (CNFROS), componente más importante de la CSN, y el Observatorio.