«Nuestros antecesores comprendían la importancia de este puente entre Crimea y el Cáucaso e intentaron llevar a buen puerto el proyecto desde hace mucho tiempo», dijo Putin en la isla de Tuzla (mar de Azov), según medios locales.
Putin se desplazó hoy a la isla para inspeccionar personalmente la marcha de las obras, que sobrevoló en helicóptero, coincidiendo con el segundo aniversario de la anexión de Crimea.
Recordó que el último zar, Nicolás II, tuvo en mente este proyecto en 1910, pero el estallido de la Primera Guerra Mundial frustró sus ambiciosos planes.
También los dirigentes soviéticos se plantearon tender una vía férrea, pero la contienda mundial les obligó a renunciar al proyecto.
En su momento, Putin ordenó que el puente esté listo para 2018, pese a la profunda recesión que afecta a la economía rusa desde hace casi dos años, ya que la falta de conexión por tierra entre ambos territorios hipoteca el desarrollo económico de la región.
El puente, que tendrá una carretera con dos carriles por cada sentido y una vía férrea con capacidad para medio centenar de trenes diarios, debía haber sido construido por rusos y ucranianos como parte de un proyecto conjunto acordado en noviembre de 2010.
No obstante, el derrocamiento del presidente ucraniano Víktor Yanukóvich en febrero de 2014 y la anexión de Crimea al mes siguiente trastocó esos planes.
Rusia decidió acometer por su cuenta el proyecto, a cargo de la compañía Stroigazmontazh del oligarca ruso Arkadi Rottenberg y con un coste previsto de 250.000 millones de rublos (unos 3.300 millones de euros).
Rottenberg, amigo de Putin y dueño de una de las mayores constructoras del país, reconoció que las sanciones económicas occidentales impuestas a Rusia por su papel en la crisis de Ucrania obligaron a renunciar a materiales de construcción de países como Noruega u Holanda.
Ahora, para viajar a Crimea los rusos deben subirse a un avión o tomar un barco.
El estrecho de Kerch, conocido como la puerta al mar de Azov, tiene 41 kilómetros de largo, una anchura mínima de 4,5 kilómetros y una máxima de 15.
El 18 de marzo de 2014 Putin firmó la anexión de Crimea durante una ceremonia oficial en el Kremlin, decisión que fue condenada unánimemente por Occidente y que le valió a Rusia la adopción de sanciones económicas.
Ucrania no ha renunciado a recuperar Crimea, que considera un territorio ocupado por Rusia, que mantiene que fueron los crimeos los que optaron mayoritariamente por integrarse en la Federación Rusa a través de un cuestionado referéndum.