Bomberos y rescatistas encontraron hoy a tres personas con vida entre los hierros retorcidos y los pedazos de cemento a los que se redujo un centro comercial, en la ciudad tropical de Manta.
Como emergiendo de las entrañas de la tierra, una joven, identificada como Katy, sin aún haber logrado estabilizarse fuera del hoyo desde el que salió, solo clamaba por la vida de otras personas que también quedaron atrapadas por más de 60 horas tras el terremoto, uno de los más fuertes en la historia del país andino.
«Ñaño (hermano) allá abajo hay cuatro», fueron las primeras palabras de la joven ecuatoriana, según un video en la cuenta de Twitter del alcalde de Quito, Mauricio Rodas.
«Espérate ñaño (hermano), yo te aviso de los demás», iba diciendo mientras salía del hueco con ayuda de los bomberos y personal de rescate que le decían que no se levantara, al tiempo que pedían que se alistara el paramédico, un collarín para el cuello y una tabla para colocarla y sacarla del lugar, en tanto que otros pedían sus datos.
En medio de varias voces de hombres, se escuchaba la insistencia de la joven: «ñaño, ñaño, allá abajo hay cuatro».
«Vivo en El Prado. Para donde tú me sacaste, ahí están los otros chicos», recalcaba la joven mientras los bomberos le decían que ya estaba a salvo, que se quedara tranquila.
Aparte de los tres ecuatorianos que con su rescate en Manta hoy prácticamente volvieron a nacer, la esperanza también brillaba en medio de la destrucción en Jama, donde avanzan las tareas de salvamento mientras la gente trata de recuperar lo poco que puede de entre los escombros.
Allí nació en la madrugada un pequeño y, según reportó la televisión Ecuavisa, la madre y abuela del infante no sabían ni cómo llegaron al centro de salud, desde la localidad de Matal.
«Por ahí buscando carro, pero ninguno quería ir porque no tenían gasolina, y por ahí tanto y tanto ya conseguimos uno», dijo la abuela, Yolanda Mejía, quien no sabe nada de su hijo, el padre del bebé, que había viajado a Guayaquil y no pudo volver por el terremoto.
Dijo que no habían podido comunicarse con él porque no tenían señal telefónica, así que posiblemente Javier Piloso se entere del nacimiento de su hijo a través del reportaje de Ecuavisa, un medio por el cual Mejía le mandó el mensaje de que están «bien» aunque la casa «sí se nos cayó».
Médicos evalúan al menor para ver la posibilidad de trasladarlo hasta Santo Domingo de los Colorados, pues no puede succionar la leche materna, según el reporte en el que se informó que en Jama no hay energía eléctrica y hace falta agua purificada.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, informó hoy que 54 personas han sido rescatadas con vida de entre los escombros, bajo los cuales aún hay un número indeterminado de personas.
El ministro de Defensa de Ecuador, Ricardo Patiño, cifró hoy en 443 el número de fallecidos, si bien el viceministro del Interior, Diego Fuentes, habló previamente de 480 víctimas mortales.
«Estamos seguros (de) que esa cifra seguirá aumentando» porque «vamos a encontrar, con seguridad, mas cadáveres», comentó el titular de Defensa, que habló también de 4.027 heridos y 231 desaparecidos tras la catástrofe.
Correa comentó que un centro comercial que tenía cuatro o cinco pisos se desplomó. «Estaba tan mal construido que se hizo plancha», dijo al ejemplificar la dificultad a la que se enfrentan los rescatistas.
Las tareas de rescate en diversas zonas castigadas por el terremoto se mantienen con la esperanza de encontrar más sobrevivientes, mientras a los cementerios siguen llegando ataúdes a hombros de supervivientes cargados de dolor por su pérdida y de incertidumbre por el futuro que les espera.
«En el corto plazo vamos a necesitar unas cuantas decenas de millones (de dólares), habrá que mantener los campamentos con las personas refugiadas; habrá que reconstruir la infraestructura pública, tenemos vías colapsadas, puentes dañados, hospitales colapsados», dijo Correa.