A pesar de los avances en el tratamiento de aguas negras que van directo a los complejos de recreación acuáticos en Rio de Janeiro, todavía se puede evidenciar todo tipo de contaminación y enfermedades que son capaces de poner en riesgo la salud de los deportistas. Mauricio Espinel, profesor de la escuela de salud y experto en enfermedades tropicales e infectología de la Universidad San Francisco de Quito, explica que una de las principales vías de transmisión de parásitos y bacterias es el agua. “Cuando el agua está contaminada va a provocar una serie de problemas, por ejemplo, problemas dermatológicos, problemas respiratorios, diarrea y hasta la muerte”.
Espinel explica que la afectación no solo reside en los nadadores, sino también en toda la población que recibe el líquido vital para regar las huertas de los sembríos aledaños. “Esos vegetales que luego se consumen están contaminados con esos parásitos y esas bacterias que vienen en el agua”, comenta Espinel, mientras analiza los nombres de estas diminutas especies que son capaces de afectar la salud de las personas. “Hay amebas, giardias, áscaris, etc. (…) Todo lo que son parásitos intestinales cuyo ciclo de transmisión inicia en el individuo, se reproducen y luego van al ambiente. Contaminan los alimentos y el ciclo de transmisión se repite”.
Espinel afirma que las probabilidades de tratamiento de estas aguas son difíciles pero no imposibles. Pone como ejemplo el trabajo de su colega Fernando Spilki, miembro del comité de salubridad que vigila el proceso de contaminación de los Juegos Olímpicos en Rio 2016 y asegura que en Ecuador también se “deberían implementar medidas urgentes de tratamiento del agua que entra a una bahía o a un lago, de esa manera se disminuye el flujo de contaminantes que están entrando”, tal como se ha venido haciendo algunos meses atrás en Rio de Janeiro. Habló también que ya no solo se trata del impacto ambiental que produce tirar basura a las vertientes, sino que se ha tomado en cuenta el impacto en salud en los individuos. Es decir, no solo se piensa en «qué sucederá con el ambiente que nos rodea, sino también con que tipo de enfermedades puede contagiarse toda una comunidad».
Por su parte, Fernando Spilki, en una entrevista para Notimundo explicó que el promedio de tratamiento de aguas residuales en las bahías de Río son muy pocas. “Son 13 millones de personas que viven alrededor de la bahía y solo un cincuenta por ciento de estas aguas son tratadas”, dice Spilki.
Según este experto, el 7 % de los nadadores que estuvieron en las pruebas preliminares a las Olimpiadas experimentaron vómitos y diarreas. “Eso va a pasar, ciertamente va a pasar durante los juegos”, afirma Spilki y agrega que lamentablemente las medidas que ya han sido tomadas no lograrán revertir las posibles infecciones que se darán a los deportistas en los próximos Juegos Olímpicos.