Trump busca ponerle fin a su extenso intento de desacreditar al primer presidente negro de EE.UU. con solo un par de frases pronunciadas al final de la presentación de su nuevo hotel en Pensilvania Avenue en Washington.
Pero es probable que el asunto no muera pronto, especialmente porque Trump sigue culpando falsamente a la candidata demócrata Hillary Clinton por empezar la controversia del «birtherism», como se le ha llamado en EE.UU. a la polémica sobre el nacimiento de Obama.
Clinton dijo antes el viernes que el reconocimiento por parte de Trump sobre el lugar de nacimiento de Obama no es suficiente y que también debe pedir perdón.
«Por cinco años, él ha liderado el movimiento birther para deslegitimar a nuestro primer presidente negro», dijo Clinton en un evento en Washington. «Su campaña se basa sobre una mentira escandalosa».
Obama nació en Hawai en 1961.
Trump no pidió perdón por su papel líder en el movimiento birther y no explicó qué lo llevó a cambiar de posición. El presidente restó importancia a las críticas de Trump el viernes, bromeando con periodistas en la Casa Blanca al decir: «Estoy muy seguro de dónde nací».
La controversia sobre el nacimiento explotó en la noche anterior cuando Trump dijo en una entrevista con The Washington Postque aún no estaba preparado para reconocer el lugar de nacimiento de Obama. En cuestión de horas, la campaña emitió un comunicado —atribuido a su portavoz— en el que dice que Trump ahora cree Obama nación en Estados Unidos.
Trump finalmente pronunció las palabras en la mañana del viernes.
«El presidente Barack Obama nació en Estados Unidos. Punto», dijo Trump, ignorando las preguntas de los periodistas a pesar de las previas indicaciones de que haría una rueda de prensa. «Ahora todos queremos volver (al tema) de volver a hacer a EE.UU. grande y fuerte otra vez».
El origen de la controversia
El extraordinario intento de Trump de probar que Obama no nació en Estados Unidos y por tanto no estaba calificado para ser presidente empezó en el gremio conservador pero ganó notoriedad y se convirtió en un tema importante. La Casa Blanca inicialmente intentó ignorar el movimiento birther calificándolo de la obra de conspiracionistas, pero el gran perfil mediático de Trump impulsó el asunto por fuera de los medios conservadores y eventualmente ganó tracción.
El asunto solo terminó en un momento extraordinario e irreal de la política estadounidense cuando el presidente fue a la sala de prensa de la Casa Blanca en abril de 2011 y mostró su certificado de nacimiento.
«No vamos a poder resolver sus problemas si nos distraemos por espectáculos secundarios y pregoneros de carnaval», dijo Obama en ese momento, en una clara referencia a Trump.