Bajo un ambiente entusiasta del público, que llegó al club Buena Vista a apoyar a las leyendas del tenis mundial, se jugó el duelo el cual sufrió una paralización de casi media hora debido a la lluvia, situación que no incomodó a los tenistas que más bien regresaron con mucho apetito competitivo.
Un quiebre de servicio a favor del ¨niño terrible” le dio el primer set, resultado justo porque su saque y red hicieron daño a Gómez que a su vez tuvo inconvenientes con su servicio.
Los aficionados alentaron a ambos cracks, en especial al ecuatoriano que siguió en la lucha en el segundo parcial, sin embargo McEnroe no aflojó y cerró el match en el noveno game cuando el local envió un tiro de forehand largo.
McEnroe y Gómez se fundieron en un abrazo en la net, siendo aplaudidos de pie por los aficionados, que gozaron una hora y 30 minutos de una gran exhibición de tenis y show.
“Buenas, tardes, mi español no es muy bueno”, fue lo único que pudo expresar el estadounidense en castellano al inicio de la premiación, agradeciendo posteriormente en inglés a los asistentes por su presencia y respaldo, así como a Luis Adrián Morejón por la organización.
“Pude acomodarme a la altura, no era fácil, pero mis golpes funcionaron”, anotó John que lideró el ranking mundial durante 170 semanas en la década de los ochenta y que tuvo un gesto que sorprendió, pues regaló a los aficionados las dos camisetas con las que jugó.
Por su parte, Gómez reconoció las virtudes de su rival el haber aceptado ser partícipe de esta XI edición del Máster. “John, gracias por venir a Quito, tu presencia en nuestro país siempre será bienvenida, esperamos que la hayas pasado bien”, anotó.
Andrés también recordó que la primera vez que jugó en Quito, tenía 9 años de edad y que era algo increíble que después de 47 años, siga todavía corriendo por las canchas en la capital.
El norteamericano suma así un trofeo más a su exitosa carrera que como profesional lo llevó a ganar un total de 77 torneos singles, de los cuales siete son de Grand Slam.