El dirigente del partido chavista Elias Jaua pidió hoy en una rueda de prensa que «se retome el camino del diálogo, del entendimiento, al llamado del presidente Nicolás Maduro insistentemente».
«El diálogo no es un crimen, el diálogo no puede ser satanizado», prosiguió.
El también ministro de Educación del Gobierno venezolano indicó que el PSUV rechaza «categóricamente todas las acciones violentas y de terrorismo que hemos visto en los últimos días», y que «sigue apoyando firmemente el llamado al diálogo del presidente Nicolás Maduro con el acompañamiento internacional».
Desestimó los señalamientos que sugieren que el Gobierno chavista está tratando de evitar las elecciones en Venezuela luego de la suspensión de la solicitud del referendo revocatorio, la incertidumbre de la celebración de las elecciones de gobernadores, en mora desde 2016, y de los comicios de alcaldes que debe convocarse para este año.
Jaua, que además de ministro es vicepresidente del país para el Área Social, aseguró que el Gobierno ha ido «creando las condiciones para que en Venezuela hayan elecciones con estabilidad política y económica».
En ocasiones anteriores varios voceros del chavismo han indicado que la celebración de elecciones no es una prioridad en el país, porque antes se debía solventar la grave crisis económica por la que atraviesa la nación suramericana desde 2014.
La celebración de elecciones es uno de los principales reclamos de la oposición venezolana en el último año, una exigencia que ha venido en ascenso durante las últimas semanas con las protestas en la capital venezolana.
Fue también punto central de la agenda de la alianza opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en las conversaciones iniciadas con el Ejecutivo a finales de 2016 con el acompañamiento de la Unión de Naciones Suramericanas y el Vaticano.
Los opositores además reclamaban la apertura de un canal humanitario para alimentos y medicinas escasos en el país, y la liberación de un grupo de dirigentes encarcelados, acusados o condenados, por delitos comunes pero que la MUD defiende como «presos políticos».
Esas conversaciones fueron abandonadas en enero de este año por los opositores que acusaron al Gobierno de haber incumplido los acuerdos alcanzados en la mesa.