El número de niños que estudia y no labora se incrementó entre 2007 y 2016: pasó de 81% a 89% según cifras oficiales.
Se entiende como trabajo infantil a toda actividad económica realizada por niñas, niños y adolescentes por debajo de los 15 años, y que interfiere con su acceso a la educación. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) establece que existe la explotación del colectivo cuando produce más de una hora a la semana.
Ecuador tiene menos casos de trabajo infantil que otros países de América Latina como Paraguay, Colombia, Bolivia y Perú.
Según la OIT 168 millones de niños de 4 a 15 años trabajan en el mundo, 13 millones de ellos se encuentran en América Latina, la mitad de ellos desempeñan tareas peligrosas y se calcula que 8,5 millones están en situación de absoluta esclavitud.
La meta del gobierno de Lenín Moreno, según manifestó el Viceministro de Trabajo, Héctor Guanopatín, es lograr erradicar el trabajo infantil mediante campañas de sensibilización y controles. Actualmente las autoridades estiman que son 20.000 los niños que trabajan en el Ecuador.
Esta disminución obedece a una serie de políticas públicas implementadas para reducir la pobreza por ejemplo, así lo manifestó Carlos Muñoz, Presidente del Consejo para la Igualdad Intergeneracional.
En Ecuador, según la Encuesta de Trabajo Infantil del 2012 del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), 360.000 menores de 18 años trabajaban, lo que equivalía al 8,6% de este grupo. En el 2001, los menores de 15 años con ocupación eran un 15,4%, cifra que se redujo en 2013 a 2,6%.
Ecuador integró la lista de países con “avances significativos” en 2013 con respecto a los años anteriores. Un informe de 140 países elaborado en 2014 por el departamento de trabajo de Estados Unidos, sobre labor infantil, lo corrobora.
El Centro del Muchacho Trabajador intervino en 290 familias y ha logrado que 50% de los 650 niños y adolescentes atendidos abandonen el trabajo infantil. “Dejar la actividad ha permitido mejorar sus capacidades intelectuales y tener otras aspiraciones”.
GESTIÓN ESTATAL
Iván Espinel, titular del MIES, aseguró que se trabaja en la articulación con otras entidades. “Si vemos un niño en la calle vendiendo cualquier cosa o de betunero, tenemos la obligación de hablar con la familia, verificar si el entorno es adecuado y buscarle una oportunidad laboral a los padres. De ahí la articulación con los ministerios de Trabajo y de Salud”.
Asimismo, aseguró que si esto no ocurre, el menor volverá a las calles. Por eso -agregó- para disminuir el trabajo infantil trabajan directamente con el núcleo familiar.
Desde que se formó el CMT, 7.000 familias se han visto beneficiadas con los programas. “Hay madres abandonadas, mujeres que no reciben pensión alimenticia, ni apoyo de sus parejas y que deben salir con toda la familia. Mientras no se solvente el ingreso será difícil solucionar la problemática”.
Plan Internacional, organización que ayuda a la infancia con su proyecto ‘Cartas de Niñas’, identificó barreras que les impiden a los menores alcanzar sus metas. Una de ellas era el trabajo infantil doméstico. En 2.000 misivas recogidas, el 78% de las niñas relató que estaban ocupadas en sus hogares.