Su intervención fue debatida previamente por los jueces que conforman el Tribunal Penal que lleva el caso por delincuencia organizada. Luego de un debate de dos horas, los jueces determinaron que la comparecencia de Bravo era importante y por eso la autorizaron, pese a que la defensa de los tres procesados se opusieron, pues indicaron que no era un testigo sino era un condenado por los mismos hechos que se investigan.
Bravo entró a las 17:00 a la audiencia. Vestido con un jeen, un saco de color vino y con esposas en las manos se sentó frente a los jueces. Carlos Pareja Yannuzzelli lo veía desde un costado, al igual que Calvopiña y Tapia.
Un agente penitenciario le quitó las esposas al exgerente y de inmediato, la jueza Silvana Velasco, le preguntó si quería dar su testimonio. Bravo respondió que sí, pero pidió la presencia de su abogado Diego Velasco, quién se encontraba en la sala.
El jurista caminó y se sentó a lado del exgerente. En ese momento, la jueza dijo a los procesados que es prima del abogado de Bravo y por eso se excusó de conocer la causa. Sin embargo, sus dos compañeros indicaron que al no ser Bravo parte del proceso, ni tampoco uno de las personas a juzgar, negaron la excusa y Velasco siguió la audiencia.
Fuente: El Comercio