Mediante una Resolución aprobada por unanimidad de su pleno, la Asamblea Nacional (Parlamento) decidió que todos los 16 de abril se recuerde a las víctimas del terremoto y se haga conciencia «sobre la importancia de coordinar esfuerzos ante las catástrofes naturales».
Asimismo, destacó el valor social de la solidaridad «como elemento vertebrador de la cooperación e identidad del pueblo ecuatoriano».
Los legisladores ecuatorianos destacaron «la respuesta oportuna y la acción conjunta de la sociedad civil, la iniciativa privada, el gobierno nacional, los gobiernos locales y las funciones del Estado ante el desastre natural».
También reconoció y agradeció «las muestras de solidaridad» de la comunidad internacional e hizo un llamamiento para que se mantenga «de manera sostenida» el proceso de recogida de ayuda humanitaria en beneficio de los damnificados.
La Asamblea se comprometió a fiscalizar las ayudas y mantener un control riguroso de los recursos donados para que sean «adecuadamente invertidos, equitativamente distribuidos y responsablemente manejados con transparencia y eficacia», en beneficio de los afectados.
Marllely Vásconez, presidenta de la Comisión de los Derechos de los Trabajadores de la Asamblea, dijo que «no hay que recordar el 16 de abril como un hecho nefasto, donde perdieron la vida cientos de ecuatorianos, sino (como) el día en que miles de personas, ecuatorianas y extranjeras, extendieron una mano» a los afectados.
«Este es un reconocimiento a la reacción de los ecuatorianos ante los acontecimientos del 16 de abril», destacó la legisladora por la provincia de Manabí, una de las más castigadas por el sismo.
Ese día, a las 18.58 hora local (23.58 GMT), un terremoto de magnitud de 7,8 asoló gran parte de la provincia de Manabí y del sur de su vecina de Esmeraldas.
Un último informe de la Secretaría de Gestión de Riesgo señala que la potente sacudida dejó 660 muertos, 14 permanecen desaparecidas, 33.757 personas ubicadas en albergues temporales y multimillonarias pérdidas materiales.