Assange -arrestado en Londres en diciembre de 2010 y refugiado desde 2012 en la embajada de Ecuador en el Reino Unido- explicó a la prensa que el veredicto del Grupo de Trabajo de la ONU sobre Detenciones Arbitrarias «es el fin del camino» para los gobiernos sueco y británico, pues «han perdido su argumentación».
El informático australiano, de 44 años, consideró un «insulto» a Naciones Unidas la declaración del ministro británico de Exteriores, Philip Hammond, quien tildó de «ridículo» el veredicto que insta al Reino Unido a facilitar su liberación y reconoce su derecho a una compensación.
Assange se dirigió a los periodistas reunidos en el Frontline Club londinense por videoconferencia desde la embajada ecuatoriana, en una rueda de prensa en la que su equipo legal calificó de «clamorosa victoria» la decisión del grupo internacional de expertos jurídicos.
Vestido con traje y corbata de cuadros, el exhacker advirtió de que habrá «consecuencias» si Londres y Estocolmo ignoran la decisión de la ONU, como la pérdida de credibilidad en el campo diplomático e, incluso, la «exclusión de ciertos tratados».
Antes de acabar la conexión, Assange dijo que echa de menos a su familia.
«Tras mucho trabajo, esta victoria ha puesto una sonrisa en mis labios», afirmó.
El Grupo de Trabajo de la ONU sobre Detenciones Arbitrarias pidió hoy a los Estados británico y sueco que «pongan fin a la privación de libertad» del fundador de WikiLeaks y reconozcan su derecho a reclamar una compensación, en un dictamen «jurídicamente vinculante».
Sin embargo, los gobiernos de Londres y Estocolmo argumentan que el veredicto «no cambia nada» ni afecta al proceso legal en curso e invitan a Assange a salir de la embajada y permitir su arresto.
Assange fue detenido el 7 de diciembre de 2010 en Londres a petición de la Justicia sueca, que le requiere para interrogarle por un presunto delito sexual cometido en 2010 que él niega y del cual no ha sido formalmente acusado.
Otros tres delitos que se le imputaban en la investigación, de carácter preliminar, prescribieron el pasado agosto.
Tras perder su batalla legal en el Reino Unido, Assange se refugió en la embajada de Ecuador, que le ha concedido asilo, para evitar la extradición a Suecia, pues teme que este país le entregaría a Estados Unidos, donde afrontaría un juicio por espionaje y la posible pena de muerte por los secretos de Estado revelados por WikiLeaks.