La crisis del coronavirus se agrava en Brasil con más fallecidos que China y los hospitales de algunas regiones desbordados, mientras el presidente Jair Bolsonaro responsabiliza de la situación a los gobernadores y alcaldes del país.

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Bolsonaro ha participado en varios eventos públicos sin usar mascarilla y ha criticado las medidas de aislamiento social. Crédito: Shutterstock

La crisis del coronavirus se agrava en Brasil con más fallecidos que China y los hospitales de algunas regiones desbordados, mientras el presidente Jair Bolsonaro se lava las manos al responsabilizar de la situación a los gobernadores y alcaldes del país.

Ajeno a la crispación política, el virus avanza de manera implacable en el país, que ya registra 5 466 muertes, 449 en el último día, y 78 162 casos confirmados, según el balance del Ministerio de Salud divulgado este miércoles 29 de abril.

El líder ultraderechista insiste, sin embargo, en menospreciar la gravedad de una enfermedad cuyo pico se espera que llegue entre mayo y junio.

Este miércoles afirmó que «la factura» de los fallecidos «tiene que ser enviada» a gobernadores y alcaldes, que han sido los principales impulsores de adoptar medidas de aislamiento contra el covid-19.

«Ellos tienen que responder. Ustedes no van a cargar en mis espaldas esa cuenta», dijo a los periodistas a las puertas del Palacio de la Alvorada, su residencia oficial en Brasilia.

Consultado sobre cuál sería entonces su responsabilidad en la crisis, el jefe de Estado respondió: «La pregunta es tan idiota que no voy a responderte».

Bolsonaro, que ha invitado a los brasileños a volver al trabajo, también generó polémica la víspera al insinuar que no podía hacer nada frente al aumento de víctimas porque, según él, la Constitución no se lo permite. «¿Y qué? Lo lamento, pero ¿qué quieren que haga?», indicó para bromear después con que no es capaz de «hacer milagros», a pesar de que su segundo nombre es Mesías.

Bolsonaro, que ha calificado las cuarentenas de «crimen», decretó hoy ampliar la lista de actividades esenciales, en la que incluyó las tiendas de neumáticos o los hoteles de carreteras, durante la pandemia, aunque recordó que la competencia para permitir el funcionamiento de estos negocios es de los estados y los municipios.

Fue un gesto simbólico con el que redobló así su pulso con los gobernadores y alcaldes, que desde el inicio de la crisis desoyen a Bolsonaro y siguen las recomendaciones del Ministerio de Salud y la Organización Mundial de la Salud (OMS).​

Las iras del mandatario se han centrado principalmente en los gobernadores de los estados de Sao Paulo, Joao Doria, y Río de Janeiro, Wilson Witzel, que están al frente de las regiones más golpeadas por el coronavirus y han decretado cuarentenas «blandas» en sus territorios.

Doria respondió este miércoles a Bolsonaro en un pronunciamiento durísimo en el que le invitó a salir de la «burbuja» de Brasilia y de «su mundillo de odio», y visitar algunos hospitales para ver de cerca a las «personas agonizando».​

«Usted dijo que Brasil está viviendo una gripecita, ¿Y ahora? Con más de 5 mil muertos, continúa afirmando que el país vive una pandemia de un resfriadito?», le preguntó Doria desde la distancia al líder ultraderechista, al que apoyó en la campaña electoral de 2018.

«Pare presidente con esta política de perversidad, pare de dificultar a aquellos que están luchando por salvar vidas, pare de hacer política en medio de un país que llora las muertes», completó.

Según las estimaciones del Gobierno de Sao Paulo, el número de muertos por coronavirus, que ahora es de 2 247, sería diez veces mayor en la región sin medidas de aislamiento.

El ministro de Salud, Nelson Teich, que sustituyó en el cargo hace dos semanas a Luiz Henrique Mandetta, partidario del distanciamiento social y despedido por Bolsonaro, ha reconocido que «la curva viene creciendo» y «hay un agravamiento» de la situación.

Fuente: El Comercio-Nota Original: LINK