«Llego en un ambiente de paz para evitar que esto le vuelva a pasar a la patria, por eso hago un juicio… ¡Para que el Estado se haga responsable!», adelantó el expresidente en una rueda de prensa por Skype convocada en la oficina del abogado local Luigi García Cano.
«El Estado tendrá que cumplir con su obligación para que nunca más, ¡nunca más!, se mate a un Cristo y lo disparen 325 años como hicieron con nuestro Señor», advirtió el excéntrico exmandatario.
Notoriamente indignado por su situación, que calificó de un «robo de 20 años de vida», Bucaram se preguntó insistentemente ante los periodistas sobre las circunstancias que llevaron a su alejamiento del poder el 6 de febrero de 1997, apenas cinco meses después de haber asumido el cargo.
«¿Les queda alguna duda de que los 44 diputados no eran psiquiatras? ¿Les queda alguna duda de que no me llevaron a juicio político?», se preguntó el destituido presidente sobre el apoyo que esos legisladores, de un total de 80, dieron entonces a la moción de destitución.
En ese proceso, el Congreso declaró a Bucaram como «incapacitado mental para gobernar», aunque los hechos también fueron interpretados en su día como un golpe de Estado.
Por ese proceso legislativo, y por las dos causas judiciales abiertas contra él que le impedían hasta ahora regresar al país, el exmandatario quiere pedir una reparación civil de 200 millones de dólares.
De 65 años, Bucaram tiene prevista su llegada el sábado a Guayaquil, donde será recibido por sus partidarios en un evento para el que los organizadores esperan reunir a cientos de miles de personas.
«Llego siendo el mismo de siempre, sin odios ni rencores, a tenderle la mano a mis enemigos políticos, incluidos esos 44 diputados que serán ajusticiados felizmente», dijo en la rueda de prensa, en la que se quejó de que el apellido Bucaram es el más «reprimido en la historia».
Persecución de la que responsabilizó a las «oligarquías económicas» del país, la Iglesia y las Fuerzas Armadas.
Tampoco ahorró críticas para la «Corte de Justicia» que calificó de «prostituta al servicio de su patrón: la derecha antigua y la derecha moderna».
«¡No hay ninguna duda, soy un perseguido político. Pero me han quitado la mitad de la vida de mis hijos y toda la vida de mis nietos», se lamentó.
También se quejó de haber sido el único hombre en la historia que ha tenido «boletas de captura» durante 20 años, lo que a su juicio está prohibido por las leyes internacionales.
Las últimas dos décadas de historia en su país las describe como de «debacle nacional», y afirma que de haber estado en Ecuador nunca hubiera permitido «esta aventura que hemos vivido».
Y aún así, se muestra partidario de que el actual presidente Lenín Moreno cuente con apoyo para gobernar y no se le pongan obstáculos.
«Hoy tenemos un Gobierno que nace cuestionado, pero a su vez es un Gobierno presidido por un hombre que es diferente, y eso es importante. ¡Hay que meter al hombre en función de país! (..) Porque este hombre ha hecho en 20 días lo que no se ha hecho en 20 años», declaró sobre sus esfuerzos de unir y reconciliar a los ecuatorianos.
Sobre sus intenciones una vez que regrese a Ecuador, donde han prescrito los dos casos que tenía abiertos en su contra, dijo estar al servicio de los ecuatorianos y que si se le requiere optará por acudir a elecciones, aunque recordó que ya tiene un hijo, Dalo, con aspiraciones políticas.
En ese sentido, García Cano declaró a Efe que la concentración del sábado en Guayaquil servirá de barómetro a sus seguidores para saber si aún «está vivo políticamente o definitivamente el pueblo ya lo ha olvidado».
Fuente: EFE