Caracas, acorralada e incapaz de defender la crisis que atraviesa ante la Organización de Estados Americanos (OEA), abandona. La canciller de Venezuela, Delcy Rodríguez, anunció este miércoles que su país se retirará de la organización, la más importante de la región. La decisión fue tomada minutos después de que los países miembros aprobaran la convocatoria de una reunión de cancilleres para tratar la crisis que atraviesa el país.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó este jueves que «Venezuela es un desastre» en reacción a la decisión del país bolivariano. «Es una situación muy triste, me da mucha pena lo que está pasando en Venezuela», insistió Trump junto al presidente argentino, Mauricio Macri, a quien recibió en la Casa Blanca.
Durante las últimas semanas, una mayoría de países, entre ellos EE.UU., han liderado una serie de reuniones en el organismo para tratar la crisis venezolana, exacerbada por las recientes protestas multitudinarias rodeadas de violencia en las calles de las principales ciudades.
Ante la presión de la OEA, cuyo punto culminante fue la convocatoria de una reunión entre los cancilleres de los países para tratar la situación, el régimen de Nicolás Maduro optó horas después por anunciar su salida de la institución regional más importante. Venezuela ya había amenazado con retirarse del organismo si los países miembros aprobaban la celebración de esta reunión, que supone una elevación del tono contra el país bolivariano.
Venezuela ha invocado el latiguillo de la intromisión en sus asuntos internos para justificar su decisión y ha señalado a México como el ariete de un proceso que busca «tutelar» a su país.
El proceso de retirada comenzó este jueves. Como parte de su salida, el país deberá pagar casi 9 millones de dólares correspondientes a la deuda contraída con la institución. Hasta vencidos los 24 meses, Venezuela sigue siendo miembro pleno con todos los derechos y deberes de cada país miembro. Si se mantiene esta decisión se convertiría en el primer país en la historia de la OEA en apartarse por voluntad propia del bloque regional.
Fiel a su estilo, el chavismo ha querido convertir una derrota diplomática, que eventualmente terminaría de conseguir los 23 votos necesarios en la posterior aplicación de la Carta Democrática Interamericana, en una victoria moral.
Tanto la decisión de Venezuela como la de una mayoría de Estados miembros pone de relieve el aislamiento político al que hace frente el régimen de Maduro. Durante las últimas semanas, además de las repetidas sesiones en la OEA, una cascada de denuncias han sido dirigidas al Gobierno de Caracas tanto de organizaciones internacionales como de Gobiernos específicos. Colombia y Perú, entre otros países, retiraron sus embajadores hace poco menos de un mes.