El Comité Ejecutivo de la OPS, presidido por la Primera Autoridad Sanitaria de Ecuador, avanzó en una nueva estrategia para prevenir y controlar las enfermedades arbovirales, que incluyen el Dengue, el Chikungunya, la Fiebre Amarilla, y el Zika, que han tenido un gran impacto en Las Américas.
La nueva estrategia se centra en la vigilancia reforzada, la detección temprana de los arbovirus emergentes y reemergentes, el control integrado, la mejora de la detección y el diagnóstico, y un mejor control de los mosquitos vectores de estas enfermedades. La propuesta tendrá su aprobación final durante el Consejo Directivo de la OPS.
Asimismo Verónica Espinosa, viceministra de Gobernanza, participó en reuniones paralelas en donde se destacó el trabajo ejecutado por parte del Gobierno Central como parte del Plan Nacional del Buen Vivir. El Estado ha trabajado en orientación a la Resiliencia del Sistema Nacional de Salud, aumentando su capacidad de respuesta en materia de financiamiento, acceso a medicamentos y tecnología sanitaria, respuesta y articulación de la Red de servicios en materia de emergencias y desastres, así como su respuesta a brotes epidémicos.
De igual forma se enfatizó la importancia de garantizar transparencia en el manejo de los fondos provenientes de los excedentes de ingresos y de presupuesto, para garantizar no sólo un adecuado desarrollo de las actividades administrativas internas de la Organización, sino también para poder fortalecer y aumentar las capacidades de ejecución del Plan Estratégico y la cooperación técnica con los países participantes.
Ecuador es consciente de la importancia de que la OPS cuente con un instrumento que rija las relaciones con Organizaciones no Gubernamentales. Sobre la implementación del marco de colaboración con actores no estatales (FENSA por sus siglas en inglés), que fue aprobado durante la 69ª Asamblea Mundial de la Salud, se solicitó considerar una revisión de los procedimientos para colaboración con actores no estatales de la OPS.
Desde 2007 el Ecuador ha trabajado en la implementación de las capacidades básicas del Reglamento Sanitario Internacional (RSI); sin embargo, a pesar de haber alcanzado un avance considerable se solicitó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) una última prórroga en 2014 para cumplir con el fortalecimiento y finalización de las capacidades básicas.