«El secreto es ponerle mucho amor y mucha dedicación», confesó Andrea Vera, una de las tejedoras ecuatorianas que se desplazó a China para promocionar estos complementos, en declaraciones a los periodistas.
Aunque conocidos mundialmente como sombreros Panamá, son originarios de Ecuador y así lo reconoció en 2012 la Unesco al declarar el tejido de la paja toquilla -por el nombre de la planta de la que sale la materia prima para elaborarlo- que se hace en el país andino patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.
Estas prendas empezaron a darse a conocer al proteger del Sol a los obreros que construyeron el canal panameño a comienzos del siglo pasado y adquirieron fama universal sobre las cabezas de personalidades como Winston Churchill, Theodore Roosvelt, Ernest Hemingway o Paul Newman.
En Pekín, las tejedoras ecuatorianas mostraron que su repertorio creativo va mucho más allá del clásico sombrero blanco con cinta negra y que este complemento, un emblemático reclamo turístico de su país, también puede lucir colores llamativos y formas innovadoras.
Los más elementales se tejen en apenas un día, pero la elaboración de los tocados más cuidados puede alargarse durante meses, siempre con un proceso estrictamente artesanal, hecho a mano, y a partir de fibras naturales, detallaron las tejedoras.
Aunando elegancia, ligereza y una fina textura, las exportaciones de sombreros de paja toquilla de Ecuador superaron los 7 millones de dólares el año pasado, explicó el responsable de la Oficina Comercial del Ecuador en Pekín, Luis Fernando Rojas.
«Es una actividad que si bien dentro del peso del total de las exportaciones ecuatorianas sigue siendo ínfima, en todo caso, tiene un gran peso social, porque son decenas de miles las personas que trabajan de esto», afirmó Rojas.
El embajador de Ecuador en China, José María Borja, dijo a Efe que se están intensificando los contactos comerciales en el gigante asiático ante las posibilidades que ofrece la cada vez más adinerada sociedad china para su exportación.