El Gobierno de Ecuador ratificó su compromiso de acompañar el diálogo entre el Gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), al tiempo que reiteró el ofrecimiento de mantener al país como sede del proceso de paz. «El interés del Gobierno del presidente Lenín Moreno, la canciller María Fernanda Espinosa y el pueblo ecuatoriano es el de continuar prestando todo el apoyo y la solidaridad que Colombia demanda para lograr la paz completa y definitiva», indica un comunicado de la Cancillería.
El pronunciamiento se da, luego del llamado a consultas realizado por el Gobierno de Colombia a su equipo negociador, para analizar las implicaciones de los hechos sucedidos hoy en ese país y el futuro de la mesa de diálogos.
El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, cuestionó hoy que el ELN reanudara esta madrugada «sus ataques terroristas contra la población civil, las fuerzas armadas y la infraestructura». Aunque no ahondó en las agresiones, la petrolera estatal Ecopetrol denunció más temprano un «posible atentado» en un pozo en el departamento de Casanare (este).
Mientras, el jefe del equipo negociador del ELN, Israel Ramírez Pineda, alias Pablo Beltrán, formuló un llamamiento al Gobierno de Colombia para que reconsidere el «retiro de la mesa» de diálogos, que hoy tenía previsto instalar su quinta ronda.
Pablo Beltrán señaló que durante el cese de hostilidades acordaron que «cualquiera que fuese el incidente que pudiera ocurrir, eso no iba a dañar el cese ni iba a dañar las conversaciones, entonces nosotros nos mantenemos en eso: que se mantengan las conversaciones y que ningún incidente lleve a que estas se interrumpan y los llamamos a que reconsideren su retiro de la mesa».
En el comunicado de la Cancillería, Ecuador recalca que «está convencido que el diálogo es fundamental para encontrar mecanismos que puedan facilitar alternativas encaminadas a tender puentes y resolver conflictos».
Así mismo, alienta a continuar con la decisión política y los esfuerzos que han venido mostrando las dos partes involucradas.
Fuente: El Telégrafo