La actividad cacaotera está en crecimiento. El país se mantuvo como el primer exportador del grano de América y el cuarto a escala mundial durante los primeros nueve meses de este año.
El buen tratamiento de las plantaciones en el campo permitió mantener la calidad del producto, pese a los problemas logísticos que supuso la emergencia sanitaria global.
Otro factor que explica los resultados positivos del sector es que la demanda del producto ecuatoriano se mantiene en sus principales mercados como son Estados Unidos, Europa, Malasia e Indonesia, explicó Francisco Miranda, presidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Exportadores de Cacao (Anecacao).
Datos de ese gremio evidencian hasta septiembre pasado un incremento del 21% en las toneladas métricas exportadas frente al mismo período del 2019. El volumen enviado significó USD 578,1 millones en ingreso de divisas para el país.
Las inversiones de pequeños, medianos y grandes productores se han enfocado en metodologías de cosechas cíclicas y mejoras en las técnicas de fertilización y poscosecha. Esto ha incidido, de hecho, para que los cultivos se modernicen y produzcan más.
Según Miranda, la implementación de este aparataje permitió que el cacaotero logre una mayor productividad en campo. Por ejemplo, ahora el rendimiento nacional por hectárea (ha) está en 0,63 toneladas (13,8 quintales), mayor que en el 2017 cuando era de 0,52. Freddy Cabello, gerente de la Unión de Organizaciones Campesinas Cacaoteras del Ecuador (Unocace), asegura que el productor está cosechando las inversiones realizadas desde hace cinco años.
La organización, que agrupa a 2 000 pequeños productores de 10 provincias, instauró un programa de renovación de plantaciones entre sus agremiados desde el 2015. La iniciativa consiste en que, cada año, se rehabiliten o se siembren, en promedio, 200 ha adicionales.
Así, cuenta Cabello, se logró un crecimiento del hectareaje en Guayas, Los Ríos, Santa Elena, Sucumbíos, Orellana y Santo Domingo. Con estas estrategias, el cacao ha recuperado, en gran parte, su posición entre los principales productos que mueven la economía del país, dijo el vocero de la Unocace.
Este desempeño positivo también atrae inversiones al sector. Por ejemplo, el grupo suizo Barry Callebault levantará una matriz exportadora en Durán, provincia del Guayas. Angela Gubser, directora de la firma en Ecuador, explicó que la nueva planta, que se prevé empiece a operar en el 2021, realizará el acopio y compra del grano, el proceso de secado y de limpieza.
“Se aspira exportar cacao ecuatoriano a destinos como Canadá, Estados Unidos, Europa y Asia”. Otro factor, que ha incidido en el buen desempeño de la actividad es que subió la demanda del consumo de elaborados de cacao.
Los consumidores, locales e internacionales, cada vez desarrollan un gusto por sabores más refinados. Carol Marcial, propietaria de Perla Organic Chocolate, cuenta que en la pandemia lanzó un nuevo producto al mercado: unas barras de chocolate envueltas en “papel plantable” o “ensemillado”.
Este empaque no se desecha, sino que se coloca en macetas y se transforma en plantas. El nuevo producto, asegura, tiene gran aceptación en los mercados a los que envía la firma: Italia, Ucrania y Estados Unidos.
Lucía Castillo, representante de la Hacienda Castillo en Guayas, señaló que localmente, desde hace dos años, subió la demanda de las barras de chocolate con alta concentración de cacao.
Esto obedece a una tendencia por consumir productos más saludables. “Se empezó a valorar el chocolate de buenas calidad”, indicó. En un año, la hacienda posicionó un 40% más de sus barras en centros de distribución local y varias empresas.
En Ecuador, el consumo per cápita anual de chocolate es de 300 gramos (equivale a unos USD 8 por año), aunque aún es bajo, pues en Colombia promedia los 1 500 gramos. El Gobierno proyecta que, con el Plan de Mejora Competitiva del Cacao (PMC) y sus derivados, hasta el 2030 se duplique la producción y el valor de las exportaciones. La proyección es pasar de USD 763 millones en envíos en el 2019 a 1 400 millones en 10 años.
Fuente: El Comercio – Nota Original: LINK