Nostálgicos, turistas y curiosos esperaron pacientemente frente al edificio de mármol situado en la Plaza Roja a que se reabrieran las puertas para ver el cuerpo embalsamado del dirigente comunista.
La cercanía del centenario de la revolución ha aumentado el interés por la momia, que se encuentra desde 1924 en el mausoleo construido a los pies de las murallas del Kremlin.
Los comunistas rendirán tributo este sábado a Lenin ante el mausoleo con ocasión del aniversario de su nacimiento el 22 de abril de 1870.
Habitualmente, el mausoleo puede ser visitado los martes, miércoles, jueves y sábados desde las 10.00 hasta las 13.00 horas.
El mausoleo de mármol y granito ha sido objeto de peregrinación desde la muerte de Lenin en 1924, tradición que se mantiene desde la caída de la URSS, aunque cada año las visitas descienden y aumentan las voces partidarias de poner fin a este culto a la personalidad.
Cada dos años, especialistas del Centro de Biotecnologías dependiente del Instituto de Plantas Aromáticas y Medicinales de la Academia de Ciencias de Rusia efectúan una serie de procedimientos bioquímicos para preservar la momia de Lenin.
Según los científicos rusos, gracias a las nuevas tecnologías el cuerpo de Lenin puede ser conservado prácticamente de manera indefinida.
En 2013, el mausoleo fue sometido a una profunda reconstrucción para corregir una inclinación que se había producido en sus cimientos y aplicar un revestimiento para protegerlo de la humedad.
Sin contar las obligadas ausencias para retoques, la momia de Lenin ha permanecido desde el 1 de agosto de 1924 en el mausoleo de la Plaza Roja a excepción de 1.360 días durante la Segunda Guerra Mundial, cuando fue evacuado a Tiumén, en Siberia.
Lenin no dejó testamento y su viuda, Nadezhda Krúpskaya, se opuso a la exposición del cuerpo de su marido y declaró que éste había expresado su deseo de descansar junto a su madre y hermano en el cementerio Vólkovskoye de San Petersburgo.
Diversas encuestas señalan que en torno al 60 % de los rusos se pronuncia por dar sepultura al cuerpo del fundador de la Unión Soviética, lo que incluye a muchos intelectuales y a la Iglesia Ortodoxa.
Mientras, el presidente ruso, Vladímir Putin, mantiene la postura de que Lenin debe permanecer en el mausoleo hasta que una mayoría de rusos manifestara públicamente lo contrario, para evitar un «cisma» en la sociedad.