El Vaticano dio este martes una nueva instrucción referente a la sepultura de los difuntos: los católicos pueden ser cremados pero sus cenizas no pueden ser dispersadas en el mar o ser conservadas en urnas en los hogares, ni en accesorios.
Según la nueva guía de la Congregación para la Doctrina de la Fe publicada este martes, los restos de la cremación de las personas deben ser puestos en “lugares sagrados” como cementerios, iglesias o en áreas «especialmente dedicada a tal fin”.
“No se permite la dispersión de cenizas en el aire, en tierra o en agua o en cualquier otra forma, o la conversión de cenizas incineradas en recuerdos conmemorativos”, dice el documento.
La Iglesia reconoce que la cremación «está muy difundida entre los fieles» y que ha habido un aumento incesante de esta práctica frente a la opción de enterrar a los muertos, algo que la iglesia sigue recomendando «con insistencia», pues corresponde a la “compasión y respeto debido que se le debe dar a los fieles”.
Hasta el momento no existía una legislación canónica específica al respecto, según la Congregación de la Doctrina de la Fe.
La Congregación dice que las cenizas no deben ser divididas entre los miembros de la familia, “no deben ser preservados en recuerdos, piezas de joyería u otros objetos”.
“Es de esperar que esta nueva instrucción contribuya a que los fieles cristianos tomen mayor conciencia de su dignidad como hijos de Dios”, dijo el cardenal Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación en un comunicado. “Venimos de la tierra y a la tierra volvemos, esperando la resurrección”.
El Vaticano dijo que se separa de los ritos que ven en la muerte la “anulación definitiva de la persona” y por el contrario dice, la Iglesia Católica cree que el cuerpo completo resucitará luego de la muerte, una creencia en la que se basa su preferencia por el entierro de los cuerpos sin vida.
La cremación ha sido aceptada en la Iglesia católica desde 1963.