El pasado 4 de enero, esa entidad local informaba que en las últimas semanas la ocupación de camas de UCI superaba el 95%.
Para el 18 de enero, más de 60 personas estaban en la lista de espera. Una semana después ya eran 72 y la ocupación de UCI superaba el 96%.
En UCI solo hay espacios para niños, en el hospital Baca Ortiz, y mujeres, en la maternidad Luz Arismendi, detalló Ximena Abarca, secretaria de Salud del cabildo.
En los exteriores del hospital del IESS Quito Sur, el drama es evidente entre los familiares de los pacientes o entre quienes esperan una confirmación de portar el virus como Zoila Guamán.
Ella piensa que llevó el virus a su casa desde su lugar de trabajo. La mujer fue a hacerse una prueba ayer.
“Mi hermana hace teletrabajo. Yo soy la que trabaja en el área de salud, también estoy en contacto con pacientes COVID-19 y como yo salgo, también presenté síntomas. Vivimos en la misma casa, ella presenta los mismos síntomas que yo, igual mis padres están con los mismos síntomas”, explicó.
A Guamán le dolía la cabeza, tenía tos seca, fiebre, desde la semana pasada.
Lisbeth Flores esperaba información sobre su madre, quien padece coronavirus. Cree que se contagió de la pandemia en el transporte público y lo llevó a su hogar.
Fernando Sacoto, presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Salud Pública, atribuyó los nuevos contagios a que la gente se movilizó antes de Navidad y a reuniones familiares sin que se haya respetado un núcleo pequeño de cuatro a seis personas.
Sacoto explica que habilitar una UCI no solo implica poner una cama y un ventilador, sino tener médicos intensivistas y enfermeras.
Nota Original: El Universo – LINK