El primer ministro de Bélgica, Charles Michel, y su homologo de Francia, Manuel Valls, subrayaron hoy su voluntad de reforzar la cooperación entre los dos países para prevenir nuevos atentados, e hicieron hincapié en que éste es un reto europeo que necesita una respuesta europea.
Michel, en una declaración común ante la prensa en Bruselas antes de entrevistarse con Valls un día después de los atentados que causaron al menos 31 muertos, señaló que su objetivo era «actuar juntos en la lucha contra el terrorismo».
«El destino de Europa es la paz y la seguridad. Tenemos que estar a la altura del destino de Europa que está ahora amenazado», señaló el jefe del Ejecutivo belga.
Valls, por su parte, tras recordar los ataques yihadistas sufridos por Francia el pasado año, manifestó la «solidaridad» de su país con Bélgica y afirmó que el destino de ambos pueblos «es más que nunca común».
Explicó que la cooperación antiterrorista, que se tradujo la semana pasada en el arresto en Bruselas de Salah Abdeslam, uno de los principales sospechosos de los atentados de París del pasado 13 de noviembre «va a intensificarse en las próximas semanas y en los próximos meses (…) para prevenir nuevos actos terroristas».
«Las amenazas -advirtió- son más que nunca fuertes en Europa y en nuestros dos países» y los atentados de ayer «no hacen más que confirmar el riesgo terrorista».
El primer ministro belga consideró que «la respuesta tiene que ser europea» porque con los atentados en París y en Bruselas «es Europa y sus valores (…) los que han sido atacados».
Como en anteriores ocasiones, Valls habló de «actos de guerra» para referirse a lo ocurrido ayer en la capital belga insistió en que hay que pasar página de la actitud angelical porque «el terrorismo se ha hecho, desgraciadamente, duradero».
No obstante, al ser preguntado sobre las críticas de responsables franceses a la «ingenuidad» de Bélgica en su actitud ante el yihadismo, Valls replicó que los belgas ya habían sufrido acciones terroristas y han «actuado con una gran determinación».
Añadió que lo que piden los ciudadanos es «responsabilidad».
El primer ministro francés dijo que entre los más de 250 heridos hay cuatro graves.