Cunha está procesado por corrupción y de haber mentido ante el Congreso sobre la existencia de cuentas en Suiza. Es un hombre clave del Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMDB) del interino Temer, y es llamado de «comandante» del juicio político que se le sigue a Dilma Rousseff, suspendida del cargo.
Sobre Cunha pesa un pedido de captura hecho por el fiscal general, Rodrigo Janot, y hoy el Banco Central le cobró una multa de unos 350.000 dólares por haber omitido sus cuentas en el exterior.
La comisión, después de ocho meses de trabajo, un récord para este tipo de trámite, votó por mayoría que Cunha mintió ante el Congreso sobre la posesión de cuenta en el exterior. El voto clave fue el de la diputada evangélica Tia Enron, del Partido Republicano Brasileño, una aliada de Cunha que dijo que «nadie manda» en su conciencia y le dio el empujó final a Cunha.
La suerte del suspendido presidente de la Cámara de Diputados deber ser votada en el plenario del Congreso, donde Cunha tiene férreos enemigos entre el Partido de los Trabajadores de Rousseff, el resto de la izquierda y en el derechista Demócratas, que forma parte del gobienro interino de Temer.
El instructor de la acusación en la comisión, Marcos Rogerio, acusó que Cunha montó una «verdadera fiesta de testaferros creados para esconder la existencia de cuentas en Suiza».
En su defensa, Cunha dice que las cuentas no son personales y forman parte de un ‘truste’, un fondo administrado. El caso fue descubierto por las propias autoridades fiscales suizas el año pasado, cuando Cunha ganó la presidencia de la Cámara de Diputados y comenzó a encabezar una férrea oposición a Rousseff, a cuyo gobierno le impidió todos los proyectos de ley e implemento una agenda propia con leyes que aumentaron el gasto público a favor de los parlamentarios.
Cunha abrió un pedido de juicio político contra Rousseff el 3 de diciembre, luego de que el PT se negara a protegerlo en el Consejo de Ética y votar a favor de su destitución por haber mentido sobre las cuentas en Suiza.
Entre los apoyadores de Cunha en el consejo se destacó Sergio Moraes, del derechista Partido Laborista Brasileño (PTB), aliado a Temer, quien afirmó que Cunha logró sacar del gobierno al PT con el juicio político a Rousseff. «Dilma quería transformar Brasil en Cuba o Venezuela, el país no tenía un hombre de coraje para salir de la crisis. Eso se lo debe el país a Cunha, haber sacado al PT del poder», dijo, exaltado, el diputado Moraes, uno de los pilares del bloque conservador que domina el Congreso.
Cunha tiene cinco días para pedir una revisión de la decisión del Consejo de Ética ante la Comisión de Justicia, que apenas revisa temas de procedimiento, tras lo cual la votación para definir la destitución del mandatao parlamentario irá para el plenario de la Cámara de Diputados. Cunha está procesado en la Operación Lava Jato por la Suprema Corte, sobre desvíos en Petrobras, por haber recibido sobornos de cinco millones de dólares en la negociación de un contrato de la empresa petrolera y también por una serie de corruptelas en la construcción del Porto Maravilha, el nuevo puerto de Rio de Janeiro construido para los Juegos Olímpicos.
El Supremo Tribunal Federal el mes pasado lo suspendió del cargo de presidente de la Cámara de Diputados a raíz de que era el segundo en la sucesión presidencial, tras el apartamiento de Rousseff del cargo y el ascenso del vicepresidente rebelde Temer.
«La única sanción posible es la pérdida de mandato», dijo el instructor del caso en su alegato final. Claudia Cruz, esposa de Cunha, se casó con el diputado hace dos décadas, cuando ella era presentadora de la TV Globo. Según las acusaciones, para lavar su fortuna escondida en Suiza, la esposa de Cunha gastó unos 864.000 dólares en artículos de lujo en sus viajes por el mundo, como carteras, zapatos y ropas.
Por eso, le fueron bloqueados todos los bienes. Entre los gastos más notorios para lavar el dinero supuestamente de una venta de un buque sonda para Petrobras en Benín, la esposa de Cunha gastó 69 mil dólares en la escuela de tenis del entrenador Nick Bolletieri en Florida, Estados Unidos, famoso por haber descubierto de adolescentes a los talentosos André Agassi, Venus y Serena Williams y Boris Becker.
Acorralado, Cunha puede ser un hombre bomba del gobierno interino de Temer y, si es detenido, adherir a la delación premiada para reducir su pena en caso de que sea largado a su suerte judicial.