En el Hospital Los Ceibos del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, la seguridad de la morgue se reforzó. La medida se adoptó luego de la pérdida de identificaciones de 13 personas fallecidas.

El persona médico fue ampliado y también el periodo de contratación de estos profesionales hasta fines de diciembre. Crédito: EFE.

En el Hospital Los Ceibos del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), la seguridad de la morgue se reforzó. La medida se adoptó luego de la pérdida de identificaciones de 13 personas fallecidas.

La casa de salud informó que el extravío de los datos se generó por “diversas causas”. Una de esas fue porque familiares de los fallecidos irrumpieron en las instalaciones y “removieron sin autorización los cuerpos”, a finales de marzo.

El hospital, inaugurado en el 2017, se ubica en el norte de Guayaquil. Y durante la emergencia sanitaria se ha destinado para atender casos de covid-19.

La entidad respondió a el diario El Comercio, vía correo electrónico, que “con investigaciones oportunas se determinará si hubo o no negligencia por parte del personal de la unidad de salud”.

Además, señala que personal de Criminalística de la Policía realiza análisis de las huellas dactilares para recuperar las identificaciones. Para el Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos, en Guayaquil, todos estos hechos reflejan que en los hospitales no se están siguiendo los protocolos establecidos para el manejo de los cuerpos.

Billy Navarrete, secretario del organismo, dice que se constituye una violación de los derechos humanos de los fallecidos y de sus familias, ya que esos cadáveres no pueden sepultarse hasta que se logre identificarlos.

El ente conoce que en otras casas de salud también hay cadáveres sin identificaciones. El Hospital del Guasmo Sur es uno de estos sitios. Allí, todos los días las deudos llegan con las actas de defunción y los féretros para retirar a sus seres queridos, pero los empleados les piden que esperen.

“Nos dicen que están buscando, que hay muchos cuerpos y que se demoran en identificarlos”, cuenta David, un joven que desde hace cuatro días busca a su hermana.

Lo mismo le dijeron a Kyra, una joven que busca el cuerpo de su esposo desde hace nueve días. Ella cuenta que el hospital le permitió entrar a la morgue para buscarlo. Primero le mostraron unos cadáveres que estaban como NN.

Luego ingresó a dos cuartos con más fallecidos. “Todos estaban en el piso y en fundas con cierres, pero no encontré a mi esposo”. En esa casa de salud las familias incluso han tenido que pagar a funcionarios para que les ayuden a buscar los cadáveres.

La Fiscalía actualmente investiga supuestas irregularidades en el manejo de los cuerpos. Pero ¿cuál es el protocolo para identificar los cuerpos? El 24 de marzo pasado, el Ministerio de Salud Pública emitió dos reglamentos para “la manipulación y disposición final de cadáveres con antecedentes y presunción de covid-19” dentro y fuera de los hospitales.

En los casos dentro de entidades hospitalarias, los manuales indican que el cuerpo debe ser envuelto con la misma sábana en la que falleció.

El proceso debe realizarse sin retirar sondas o tubos que puedan contener fluidos. Luego, se debe colocar el cuerpo boca arriba en una bolsa sanitaria con los brazos y piernas alineados. Por último, cerrar la cremallera de la bolsa y colocar una etiqueta con los nombres de la persona fallecida.

En el caso de que haya muerto en su domicilio, el protocolo es similar. Pero con la excepción de que si no se dispone de una bolsa sanitaria, el proceso se puede realizar con un plástico de color negro que mida 2×2,50 metros.

Esto lo deben hacer autoridades en el momento del levantamiento. La Organización Mundial de la Salud también emitió, el 18 de marzo pasado, un manual para el manejo de los cuerpos.

Establece como parte del “cuidado mortuorio” que se apliquen “principios de sensibilidad cultural”. Es decir, que se permita a la familia ver al fallecido luego de que se realice la “extracción” de los lugares en donde murieron.

“Se lo puede permitir con las precauciones de higiene de manos y no se debe tocar ni besar el cuerpo”. Pero en Guayaquil, existen familias que no volvieron a ver a sus parientes después de los levantamientos.

Ese es el caso de Mario (nombre protegido), un joven de 27 años que no sabe qué pasó con el cuerpo de su padre, fallecido el pasado 31 de marzo. Él murió por covid-19 en su casa. La Policía demoró cuatro días en retirar su cuerpo.

Desde entonces, lo único que le han dicho es que quizás ya fue sepultado por el Gobierno en el denominado Campo Eterno, en Pascuales.

En ese sitio la Fuerza de Tarea, que gestiona los sepelios, ha realizado 450 entierros. Jorge Wated señaló que las identificaciones de las tumbas estarán en el sitio web coronavirusecuador.

Fuente: El Comercio-Nota Original: LINK