La tormenta de categoría 5 golpeó el icónico balneario turístico de Acapulco con vientos de 260 km/h. Se trata de uno de los huracanes más fuertes que se hayan registrado en el Pacífico mexicano.

Hasta el momento hay al menos 27 muertos y cuatro desaparecidos, así como inundaciones e incuantificables daños en el 80% de estructuras hoteleras y viviendas.

Manuel López Obrador, presidente de México, explicó que Otis fue tan inesperado como excepcional por la forma en la que se intensificó en pocas horas y por impactar en una zona altamente poblada y urbanizada.

La telefonía, internet y gran parte del servicio eléctrico también quedaron dañados por la tormenta que se fortaleció el miércoles en pocas horas, lo cual redujo las posibilidades de la población para prepararse.

La gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, informó que las autoridades trabajan para restablecer la electricidad y reactivar las bombas de agua potable en la zona.

Mientras que, la compañía eléctrica estatal mexicana, detalló que tenía a más de 1.300 empleados trabajando para restaurar el suministro de luz mientras unas 300.000 personas permanecían sin electricidad. Además, las clases en los centros educativos del estado fueron canceladas.

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