El presidente Masoud Pezeshkian dijo que la respuesta de Irán, entregada a través del sultanato de Omán, dejó abierta la posibilidad de negociaciones indirectas con Washington. Sin embargo, tales conversaciones no han progresado desde que Trump, en su primer mandato, retiró unilateralmente a Estados Unidos del acuerdo nuclear de Teherán con las potencias mundiales en 2018.
En los años posteriores, las tensiones regionales han estallado en ataques en el mar y en tierra. Luego vino la guerra entre Israel y Hamas en Gaza, que vio a Israel atacar a líderes de grupos militantes a lo largo del autodenominado “Eje de Resistencia” de Irán.
Ahora, mientras Estados Unidos lleva a cabo intensos ataques aéreos contra los rebeldes hutíes respaldados por Irán en Yemen, el riesgo de una acción militar dirigida al programa nuclear de Irán sigue sobre la mesa.
“No evitamos las conversaciones; es el incumplimiento de promesas lo que nos ha causado problemas hasta ahora”, dijo Pezeshkian en declaraciones televisadas. “Deben demostrar que pueden generar confianza”.
La Casa Blanca no ofreció una reacción inmediata al anuncio.
La carta de Trump llegó cuando tanto Israel como Estados Unidos han advertido que nunca permitirán que Irán adquiera un arma nuclear, lo que ha llevado a temores de una confrontación militar mientras Teherán enriquece uranio a niveles cercanos a los de armas, algo que solo hacen las naciones con armas atómicas.
Irán ha sostenido durante mucho tiempo que su programa es para fines pacíficos, incluso cuando sus funcionarios amenazan cada vez más con perseguir la bomba.
Desde que Trump regresó a la Casa Blanca, su Gobierno ha dicho consistentemente que se debe impedir que Irán adquiera armas nucleares. Sin embargo, un informe de febrero del organismo de control nuclear de las Naciones Unidas dijo que Irán había acelerado su producción de uranio casi de grado armamentístico.
Trump también ordenó el ataque que mató al principal general de Irán en un ataque con drones en Bagdad en enero de 2020.