El vicepresidente Jorge Glas ingresó el martes, 26 de septiembre del 2017, a la Fiscalía por la puerta trasera, a bordo de una camioneta blanca, de vidrios polarizados. Dos autos sin placas, en los que se movilizaban su personal de seguridad y asesores, lo escoltaron. El Segundo Mandatario llegó antes de las 09:00 y permaneció más de nueve horas en el edificio judicial.
Por segunda vez, el Vicepresidente fue interrogado sobre el caso Odebrecht, en el que es procesado por posible asociación ilícita, junto a otras 17 personas, entre estas su tío, Ricardo Rivera. Desde temprano, sus simpatizantes se concentraron en la plaza principal de la Fiscalía. El grupo -que no sobrepasó las 100 personas- agredió física y verbalmente al exasambleísta César Montúfar. Él es acusador particular en el proceso de asociación ilícita. A su arribo, el político aseguró que hay indicios suficientes para reformular cargos contra Glas.
“Corrupto”, “mentiroso”, le gritaron antes de ingresar al edificio. Insultos similares recibió cuando abandonó la Fiscalía, poco antes de las 13:00. Le lanzaron botellas de agua y palos e intentaron golpearlo con unas muletas. Agentes de la Unidad de Mantenimiento del Orden lo protegieron con escudos y lo escoltaron. Montúfar habló brevemente sobre las preguntas que le hizo el fiscal Wilson Toainga a Glas.
“El Vicepresidente reconoció que, a inicios del 2015, transmitió al señor Rivera información relativa a la empresa Glory International Industry Co. Ltd., referente a una verificación que se hizo desde la Vicepresidencia acerca de las vinculaciones que aparecían en otros países de la relación entre Rivera y esa empresa”, dijo el exlegislador a este Diario.