La jueza Emma Arbuthnot rechazó los argumentos de la defensa del activista australiano, según la cual ya no era de «interés público» mantener en vigor la orden, vigente desde que Assange se refugió en la embajada ecuatoriana en 2012. Los abogados defensores sostuvieron ante el tribunal que la medida es «arbitraria, poco razonable y desproporcionada».
La Corte de Magistrados de Westminster ya respaldó la semana pasada que la policía arreste a Assange si abandona la legación diplomática. El australiano, de 46 años, se asiló en junio de 2012 en la embajada de Ecuador, situado en el exclusivo barrio de Knightsbridge, para evitar una extradición a Suecia donde estaba acusado desde finales de 2010 de violación y agresiones sexuales que él niega haber cometido.
Assange, quien recibió la nacionalidad ecuatoriana en diciembre, teme que si es detenido termine siendo extraditado y juzgado en Estados Unidos por la divulgación en 2010 de los archivos WikiLeaks, que contenían miles de secretos militares y documentos diplomáticos estadounidenses.
La Fiscalía sueca archivó la investigación en mayo de 2017, pero la semana pasada la jueza Emma Arbuthnot, decidió que la orden de detención seguía siendo válida desde un punto de vista legal, porque esa decisión se emitió después de que Julian Assange violó las condiciones de su fianza. En Twitter, Assange destacó que teóricamente él «ya purgó más de tres veces la pena máxima» por evadir la justicia.
También se refirió a un artículo en The Guardian del lunes que alegaba, citando correos electrónicos de la fiscalía británica, que había disuadido a Suecia de desestimar la acusación.
Con la esperanza de alcanzar una solución a este rompecabezas jurídico y diplomático, Ecuador le otorgó la nacionalidad ecuatoriana al fundador de Wikileaks, con la idea de que la inmunidad le permitiera salir de la legación. Pero el Reino Unido se negó a otorgarle un estatus diplomático que le hubiera permitido dejar esa embajada sin ser detenido por la policía británica.
Assange ha hecho una pocas apariciones públicas en el balcón de la embajada donde vive desde junio de 2012 en un apartamento estrecho con un gato como única compañía. Si tuviera que abandonar el lugar, quizás perdiera algo de la imagen de defensor de las libertades que ha ganado en su refugio. Recientemente, sobre todos en Estados Unidos, ha sido acusado de ser un lacayo de Rusia debido a su influencia en la elección del republicano Donald Trump en la Casa Blanca.
En julio de 2016, WikiLeaks hizo públicos 20.000 correos pirateados del partido Demócrata, entre los cuales hubo algunos muy dañinos para la campaña de la entonces candidata presidencial demócrata Hillary Clinton, que según analistas sirvieron para llevar a Trump a la presidencia.
Fuente: El Telégrafo