La mañana del domingo, integrantes de la caravana se reunieron en el Parque de la Amistad en Tijuana, México, donde se preparaban para marchar a la frontera. Autobuses que llevaban migrantes llegaron a la ciudad fronteriza el martes.
Se espera que los migrantes marchen hacia la frontera y luego soliciten asilo en Estados Unidos. Argumentan que buscan una mejor vida para ellos y para sus hijos, además de alejarse de la violencia y la pobreza en sus países de origen.
La caravana es una misión humanitaria al mismo tiempo que activista, ya que los organizadores crearon el evento para llamar la atención sobre la situación de los migrantes.
Uno de esos migrantes es Gabriela Hernández, una mujer embarazada y madre de dos hijos que huyó de Honduras y cruzó desde Guatemala hacia México para unirse al grupo que se dirigía hacia el norte. Ella y sus dos hijos dejaron atrás a su familia y enfrentaron hambre y cansancio durante el mes de viaje.
«Hay gente que cree que me levanté y dije: ‘Oh, quiero irme a los Estados Unidos’. No es tan sencillo», dijo.
¿Por qué esta caravana es especial?
Otras caravanas similares se han dirigido hacia Estados Unidos en los últimos años. Pero esta ha recibido mayor atención debido a los tuits críticos del presidente Trump y la polémica alrededor de las políticas de inmigración en el país.
Trump ha pedido a Trump que disuelva las caravanas y ha tuiteado que no aceptará a los migrantes en el país.
«Somos un país muy acogedor pero como pasa en tu casa, esperamos que todos entren por la puerta principal y respondan preguntas con honestidad», dijo en un comunicado.
No es ilegal entrar a Estados Unidos por un punto de acceso y solicitar asilo dado que la legislación internacional obliga al país a considerar las peticiones de asilo. Los migrantes afirman que no planean colarse por la frontera, sino entregarse de forma pacífica y solicitar asilo.
«La gente tiene un legítimo temor de persecución, bajo la legislación estadounidense tiene el derecho a presentar su caso», dijo el lunes la representante demócrata Zoe Lofgren. «Esa no es una violación a las leyes de inmigración. Eso es parte de las leyes de inmigración».
En general, recibir asilo es difícil. Más de tres cuartos de los inmigrantes de El Salvador, Honduras y Guatemala que solicitaron asilo entre 2011 y 2016 perdieron su caso, de acuerdo con estadísticas de inmigración publicadas por de la Universidad de Syracuse.