Iván Bastidas, Director de política y planeamiento ambiental del Distrito Metropolitano de Quito, manifestó que la contaminación acústica es un problema latente en la capital. Explicó que varias zonas de la ciudad reportan altos niveles de ruido, por encima de lo permitido. Señaló que los índices normados y las sanciones dependen del uso del suelo y la actividad comercial; por lo que "no es lo mismo tener ruido en un lugar residencial, que en uno industrial".

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En NotiMundo Al Día, el Director de Política y planeamiento ambiental del Distrito Metropolitano de Quito, Iván Bastidas, señaló que en los sectores residenciales, los límites permitidos son: en horario diurno, 55 (dB) y en nocturno, 45. Mientras que en lugares donde hay fábricas, estas cifras aumentan a 70 y 65 decibeles, respectivamente.

Además, precisó que según la Ordenanza municipal, que se complementa con la LUAE, las personas y actividades comerciales que incumplan con la cantidad de emisión de ruido normado, serán sancionados. La multa, en el caso de los negocios, será la suspención de la actividad. Adicionalmente, se les cobrará entre 2 y 8 salarios mínimos. Bastidas indicó que esta última, también aplica a los ciudadanos que utilicen equipos de amplificación u otros en las viviendas con alto volúmen.

Indicó que es la Secretaría de Ambiente, en conjunto, de la Agencia Metropoilitana de Control, las entidades encargadas de otorgar multas de estas características.

Bastidas explicó que según un estudio realizado en la Secretaría, en cuatro zonas de la capital, los decibeles de ruido superan el límite. Estos son: La Jipijapa, El Camal, Carapungo y el Centro Histórico, cuyos niveles oscilan desde los 55 a los 59 (dB), durante el día.

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