Un estudio realizado durante siete años, por la Fundación Paz y Esperanza, revela que las mujeres de 21 a 40 años de edad son las más vulnerables a los maltratos de sus parejas.
Entre 2009 a 2016, la institución ha atendido a más de tres mil personas, víctimas de agresiones dentro de casa, en Guayaquil. Han llegado desde diferentes rincones de la ciudad, pero en un 41 % desde zonas periféricas. Otro 37 % provenía de barrios céntricos, urbanizaciones o ciudadelas del norte de la urbe y un 12 % fuera del Puerto Principal, como Durán o Naranjal.
Basados en los 51 casos en los que han brindado asistencia legal, psicológica y cristiana, por violencia intrafamiliar, se determina que son las mujeres de 31 a 40 años las que más sufren en sus hogares por falta de educación e ingresos económicos propios.
De las asistidas, 19 entran en ese rango, seguidas por otras dieciséis de 21 a 30 años de edad. Otras diez figuran entre los 41 a 50 años.
Priscila Rada, psicóloga de la fundación, explica que hay varios indicadores que inciden en esos grupos.
“Las mujeres más jóvenes están en edad de procrear, muchas de ellas tienen niños y por ende sus actividades no solo se basan en áreas personales sino familiares, y eso hace que de alguna u otra manera también dependan de la economía de sus parejas”.
La mayoría de las asistidas (más de 30) han sido mujeres con trabajo no remunerado, es decir, que cumplen con tareas domésticas. Eso hace que no solo exista una violencia física directa, sino más bien, de manipulación, añade la experta.
De allí que los agresores optan por el chantaje: ‘Si me pones la denuncia no te doy de comer o no te doy el dinero para los niños’.
