De todas las series originales de Netflix hechas en España, la que quizás replica mejor el espíritu «telenovelero» es Las chicas del cable, cuya cuarta temporada fue estrenada por la plataforma de streaming el viernes, el 9 de agosto, y de la que CNET en Español tuvo acceso con antelación al primer episodio para elaborar esta reseña.
En cierta manera, Las chicas del cable, al estar ambientada en la primera mitad del siglo XX, está dotada de cierto ánimo por reflejar los cambios en la sociedad española, especialmente en el campo de las luchas por la igualdad de las mujeres. De nuevo, esta ambición es uno de los ejes de los ocho nuevos episodios que integran la cuarta temporada.
Aunque nunca debe olvidarse que Las chicas del cable es ficción, con tonos de melodrama. Así que la reconstrucción histórica de la España republicana cede espacio de manera frecuente a las sensibilidades actuales de su audiencia, para generar empatía con el espectador. Así, en la cuarta temporada, Carlota (Ana Fernández) se lanza a la alcaldía de Madrid en 1931 con una agenda que propugna la despenalización de la homosexualidad y la igualdad de la mujer. ¡Iba de primera en las encuestas!
Fuente: Cnet