El primer ministro libanés, Saad Hariri, fracasó en su oportunidad de enderezar el rumbo del país en su segundo intento al frente de un Ejecutivo condenado por el sectarismo y los intereses de sus integrantes.
Hijo del primer ministro Rafik Hariri, asesinado en un atentado en Beirut en 2005, Saad Hariri presentó ayer la renuncia, luego de casi dos semanas de protestas antigubernamentales que paralizaron al país.
Los manifestantes reclamaban la renuncia del Gobierno y el derrocamiento de la clase política que domina el país desde la guerra civil de 1975-1990.
Las protestas comenzaron el 17 de octubre con la llamada “revolución del Whatsapp”, tras el intento del Ejecutivo de establecer un impuesto a las llamadas a través de aplicaciones de mensajería de USD 0,20 al día.
Fuente: El Telégrafo, nota original aquí: LINK