“A nivel nacional, los casos están disminuyendo, lo que considero una tendencia optimista”, dijo la directora de los CDC. Pero la caída de los números no significa que los estadounidenses estén fuera de peligro.

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Los casos de COVID-19 finalmente están bajando en Estados Unidos, una buena noticia tras casi dos meses de un aumento vertiginoso impulsado ​​por la altamente infecciosa variante ómicron.

“A nivel nacional, el número de casos está disminuyendo, lo que considero una tendencia optimista”, dijo el viernes la doctora Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés), en una sesión informativa sobre el coronavirus en la Casa Blanca.

Pero la caída de los números no significa que los estadounidenses estén fuera de peligro.

Eso se debe a que, a medida que disminuyen los casos, una gran cantidad de personas aún estarán infectadas: muchas personas que se enfermaron a medida que los casos alcanzaron su punto máximo se infectarán en la pendiente descendente, dijo el doctor Jonathan Li, experto en enfermedades infecciosas del hospital Brigham and Womens, en Boston.

“Es una gran señal de que la pendiente está bajando, pero las tasas de casos siguen siendo muy altas”, advirtió.

El viernes, el promedio de casos para siete días en Estados Unidos fue de 743,913 casos, un 7% menos que la semana anterior, según datos de NBC News. Sin embargo, las muertes aumentaron levemente, de un promedio de 1,979 el 14 de enero, a 2,131 el viernes.

Según Katriona Shea, profesora de biología en la Universidad Estatal de Pennsylvania y miembro del Scenario Modeling Hub, un equipo dedicado a hacer proyecciones sobre el COVID-19, se espera que los casos y las hospitalizaciones alcancen su punto máximo antes de que finalice enero en la mayoría de los estados.

Los casos ya están cayendo en partes del noreste, dijo Walensky. “Estamos comenzando a ver fuertes caídas en áreas que alcanzaron sus picos primero, por lo que en las áreas del noreste (Nueva York, Rhode Island, Connecticut) realmente están comenzando a disminuir los casos”.

Shea dijo que se espera que los casos en el resto del país y las muertes se reduzcan poco después.

La gran disminución de casos en estados grandes como Nueva York puede hacer que el promedio nacional parezca más bajo, aunque los casos siguen aumentando en muchos estados, pero ella espera que todos los estados alcancen su punto máximo poco después de los estados del noreste.

Aun así, la gente no debería ver esto como un momento para bajar la guardia, dijo.

“La gente piensa que si el pico es a fines de enero, entonces estamos a salvo. Pero puede haber mucho daño al otro lado de ese pico”, advirtió.

La variante ómicron ahora representa casi el 100% de los nuevos casos de COVID-19 en la nación, según los CDC. Aunque la evidencia preliminar sugiere que es menos probable que esta cepa del virus cause una enfermedad grave, muchas más personas que nunca están siendo infectadas, por lo que la cantidad de fallecidos seguirá siendo significativa, dijo.

La gente tampoco debería esperar un declive suave.

“No sería sorprendente si viéramos otros obstáculos en el camino, rebrotes temporales que no regresarán al nivel de los picos que estamos viendo ahora, pero que siguan siendo períodos breves de aumento dentro de esta tendencia general a la disminución», dijo Justin Lessler, profesor de epidemiología en la Facultad de Salud Pública Gillings, de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill.

Es probable que estos breves picos se deban a retrasos en los conteos y cambios de comportamiento de las personas, como el aumento de los viajes durante los fines de semana festivos, dijo.

Según Li, aunque gran parte de la disminución se debe a la inmunidad, los cambios de comportamiento también juegan un papel vital. Si estos cambios de comportamiento, como el uso de máscaras, disminuyen, podría reducir la velocidad del declive, dijo.

Las últimas predicciones del grupo Scenario Modeling Hub, publicadas el jueves, proyectaron que para abril los casos podrían caer a los mínimos observados en junio de 2021, antes de que llegara la ola de la variante Delta.

Sin embargo, los modelos no pueden predecir cómo puede evolucionar el virus.

“Podría aparecer una nueva variante”, dijo Shea. “No había indicios de ómicron. Esa variante provocó grandes cambios y definitivamente es posible que vuelva a suceder”.

Fuente: Telemundo – Nota original: LINK