Las masacres en Samaniego, Pialapí (Ricaurte) y la Guayacana (Tumaco), en Nariño, Colombia, frente a Carchi y Esmeraldas, que dejan 18 muertos en ocho días, evidencia el retorno de una nueva ola de violencia que tiende a recrudecerse y podría provocar desplazamientos hacia Ecuador.

El Telégrafo

La situación obligó al presidente de Colombia, Iván Duque, a visitar el sábado último Samaniego, donde dijo que fueron homicidios colectivos.

Advirtió que no habrá impunidad. Acusó al narcotráfico de expandir cultivos ilícitos y anunció que seguirá erradicando las estructuras criminales.

Harold Ruiz, exasesor de Paz de Nariño, califica a los múltiples asesinatos como una tragedia humana provocada por el narcotráfico. Y dice que han hecho esclavas a las comunidades indígenas Awá, a las que someten con los grupos armados, forzándolos a migrar.

Estos corredores ilegales en la frontera colombo-ecuatoriana son utilizados para el tráfico de drogas, minería ilegal y trata de personas. El investigador señala que en ese territorio fronterizo (Nariño) hay 36 000 hectáreas de cultivos prohibidos, custodiados por 20 grupos armados que operan en la costa pacífica y en la cordillera.

La falta de presencia del Estado colombiano, sumado a la intención del regreso de las fumigaciones aéreas con glifosato; la instalación de carteles mexicanos; y el cuestionado proceso de paz, recalientan la frontera norte, generando una estela de miedo y terror en sus habitantes fronterizos.

Según el mandatario colombiano, en los últimos 22 años se han registrado 1361 escenas de asesinatos colectivos con 7458 víctimas, presentándose en su gobierno 158 fallecidos. Y detrás de todo está el crimen organizado, pero también el ELN, las disidencias de las FARC, Los Pelusos, Los Caparros, Oliver Sinisterra, el Clan del Golfo, entre otros.

Para él, las columnas Oliver Sinisterra (que sembró también terror en Ecuador y cuyo líder en el 2018 fue el ecuatoriano Walter Arizala, alias Guacho), Dagoberto Ramos, Jaime Martínez, la Nueva Marquetalia son disidencias de las FARC, que se burlaron del proceso de paz colombiano.

Según Ruiz, en lo que va del 2020, en Nariño se ha registrado el desplazamiento interno de 8000 personas en 22 ocasiones y el asesinato de más de una decena de indígenas Awá, el objetivo de los grupos al margen de la ley.

Awá de Ecuador, tensos
Por los asesinatos de tres nativos Awá en Pialapí y por la ola de violencia reciente, el Comité Técnico Binacional Awá se reactivó y mantienen reuniones virtuales desde el miércoles 19.

Las tres organizaciones Awá de Colombia y una de Ecuador (Esmeraldas, Carchi, Imbabura y Sucumbíos) coinciden que viven en medio de un conflicto ajeno y expuestos a riesgos.

Jairo Cantincuz, presidente de la Federación Awá de Ecuador, comenta que en este mes líderes e indígenas han sido víctimas de la confrontación armada colombiana y cita que en Llorente hubo un atentado contra Javier Cortes Pai.

Los dirigentes arman una agenda y hoja de ruta conjunta para reunirse con la comunidad internacional y representantes de los derechos humanos. Van a pedir a la Embajada de Ecuador, en Bogotá, que denuncie a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos los hechos que sobresaltan a estas poblaciones.

Nota Original: El Universo – LINK