Explicó que para afrontar positivamente estos “crecientes desafíos para la Iglesia y el mundo”, es necesario que los futuros diplomáticos de la Santa Sede adquieran, además de la sólida formación sacerdotal y pastoral, y de la formación específica; una experiencia personal de misión fuera de la propia diócesis de origen.
Por lo que el papa propone que los sacerdotes deberían prestar un servicio de un año como misioneros en una diócesis situada en zonas periféricas o pobres. “Estoy convencido de que tal experiencia podrá ser útil para todos los jóvenes que se preparan o comienzan el servicio sacerdotal, pero de manera particular para aquellos que en el futuro serán llamados a colaborar con los representantes pontificios y, posteriormente, podrán convertirse a su vez en enviados de la Santa Sede a las naciones y las iglesias particulares (locales)”, relató en la misiva.
Esta nueva experiencia, como él mismo la define, entrará en vigor con los nuevos alumnos que iniciarán su formación el próximo año académico 2020-2021.
Para elaborar el proyecto en profundidad, el pontífice describe que “será necesaria, en primer lugar, una estrecha colaboración con la Secretaría de Estado y, más concretamente, con la Sección para el Personal de la Función Diplomática de la Santa Sede (la tercera sección), así como con los representantes pontificios, que ciertamente no dejarán de prestar una valiosa ayuda para identificar las iglesias particulares dispuestas a acoger a los alumnos y a seguir de cerca su experiencia”.
Fuente: El Universo, nota original aquí: LINK