Las cuestiones planteadas por la revelación de los papeles de Panamá y la cuestión de los refugiados, que ha distanciado a París y Berlín, serán dos de los temas tratados hoy en el consejo de ministros franco-alemán que tendrá lugar en Metz y que estará presidido por François Hollande y Angela Merkel.

Las cuestiones planteadas por la revelación de los papeles de Panamá y la cuestión de los refugiados, que ha distanciado a París y Berlín, serán dos de los temas tratados hoy en el consejo de ministros franco-alemán que tendrá lugar en Metz y que estará presidido por François Hollande y Angela Merkel.

La lucha contra los paraísos fiscales, tras las revelaciones periodísticas de estos últimos días, será tratada por los ministros de ambos países, después de que Francia decidiera incluir de nuevo a Panamá en la lista de países no cooperativos.

Pero se espera que el encuentro, que acabará con una rueda de prensa conjunta del presidente francés y la canciller alemana, sirva también para cerrar las heridas abiertas por la crisis de los refugiados.

Mientras que Alemania ha acogido un millón de demandantes de asilo, Francia cuenta solo 80.000 y algunos de sus responsables, entre ellos el primer ministro, Manuel Valls, acusaron a Berlín de crear un efecto llamada.

Hollande ha dado muestras de su voluntad de pasar página y, en una entrevista al diario alemán «Bild» se limitó a decir que era importante que «lo que sucedió en 2015 no se repita en 2016».

Al tiempo, el presidente francés alertó del peligro del ascenso de los movimientos de extrema derecha en Europa, que utilizan la cuestión de los refugiados para hacer pasar sus mensajes.

Para restañar heridas, los dos gobiernos pueden apoyarse en un informe sobre la integración elaborado por el actual ministro francés de Exteriores, Jean-Marc Ayrault, antes de llegar al cargo, y por la presidenta de la región de Serre, Annegret Kramp-Karrenbauer, figura ascendente de la derecha alemana.

Ambos preconizan que París y Berlín deben compartir sus experiencias de integración, aumentar el número de jóvenes de origen extranjero que participen en los intercambios franco-alemanes y crear un servicio voluntario conjunto.

El texto destaca que la fractura social es un buen caldo de cultivo para el ascenso de la extrema derecha y apuestan por atacarla de raíz.

«Los atentados de Bruselas me convencieron todavía más de que las cuestiones de desintegración social y de radicalización son esenciales para el futuro de nuestras sociedades libres», indicó Kramp-Karrenbauer al diario francés «Le Figaro».

En la agenda del Consejo de Ministros franco-alemán, el 18 que celebran ambos países, también estarán otras cuestiones, como la lucha contra el terrorismo en Europa o los asuntos económicos.