La consultoría que indagó el asesinato del general Jorge Gabela sostiene que al menos cuatro elementos técnicos y forenses llevaron a la conclusión de que el móvil del crimen sería consecuencia de la delincuencia organizada.

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Ese resultado está plasmado en las conclusiones del segundo informe, de 43 páginas. La investigación estuvo a cargo del perito argentino Roberto Meza, quien llegó ayer al país para hablar de su trabajo. Según el documento, se examinaron las declaraciones del único testigo protegido en el caso, Nelson C. Además se hizo un estudio de la trayectoria de los proyectiles en el cuerpo de la víctima (que no se había elaborado anteriormente).

Se identificó la posición de la víctima en la escena del crimen y se efectuó un análisis telefónico y un cruce de llamadas. Este Diario habló con Meza antes de que llegara a Quito y contó que en este caso empezaron desde cero. Revisaron todo lo que había sido investigado por el Gobierno anterior tras el asesinato ocurrido el 19 de diciembre del 2010 y por el cual hubo cuatro detenidos, según el documento.

El examen revela que por este asesinato hubo un testigo protegido a quien el equipo de Meza trató de contactar, pero “no se pudo por ningún medio”. Las declaraciones que hizo el 9 de junio, el 13 de julio y el 4 de mayo del 2011 fueron corroboradas.

Y se demostró que no todas coinciden. Por ejemplo, en la primera fecha declaró que el 21 de diciembre del 2010 estaba en un local conocido como Las Madrinas, en Guayaquil, en donde conoció a una persona mientras bebía.

Allí estaban reunidas otras cuatro personas, quienes serían los implicados en el crimen y comentaban sobre el delito. Otro dato que “fue fundamental en la investigación” fue el estudio balístico de las trayectorias de los proyectiles, elementos impactados y heridas. Eso permite determinar la ubicación, situación y dirección de los distintos partícipes dentro de la escena de crimen. Tras recibir el disparo, Gabela quedó tendido en la sala, junto al portal de ingreso al estudio particular de la vivienda, ubicada en la vía a Samborondón, se concluye.

“Es en ese sentido, este análisis pericial nunca se ha realizado dentro de la instrucción penal siendo de vital interés a los fines de reconstruir los hechos en cuestión”, se indica en el documento. En la autopsia se constató que Gabela ingresó a un hospital con una herida a nivel de la región anterior del cuello y murió 10 días después.

El proyectil deformado se ubicó en el ingreso a la vivienda y un casquillo se encontró a 9 metros de ahí. Meza explicó que además el denominado “relevamiento planimétrico” determinó “elementos irrefutables” de la posición de la víctima en la escena criminal. “¿Por qué era un dato fundamental? Porque se había dicho que al general lo habían matado afuera de su casa”.

También aportó datos la indagación respecto a los cruces de llamadas que determinaron que tres de los cuatro detenidos tenían coincidencias desde antes de que ocurra el asesinato.SDLqAhí se demostraba que había habido una inteligencia previa para seguir a la hija del general Gabela y entrar al domicilio, eso no lo hace un delincuente común”.

Esa conclusión es distinta a la versión entregada por las autoridades de entonces en el 2015. Allí se dijo que el asesinato de Gabela fue por robo y que supuestamente no estuvo relacionado con las denuncias que hizo el excomandante de la FAE sobre la compra de siete helicópteros.

Fuente: El Comercio