Nació con problemas en la cadera y parálisis cerebral (sin secuelas cognitivas). A pesar de eso Elizabeth Castro, de 34 años, es licenciada en educación.
Hoy, por su preparación, emprendió dos actividades con las que se sustenta en Quito: brinda terapias emocionales y de sanación espiritual en Kalani y también vende velas, rosas y cerámica en “Detalles Únicos”.
Apostó por un negocio propio porque no encontró alternativas en el mercado laboral. Su anhelo es acceder a créditos para crear un lugar adecuado para sus terapias y que brinde la accesibilidad al colectivo de atención prioritaria del país.
Ayer participó en la Feria “Ecuador con más Prosperidad”, en la cual el Gobierno Nacional presentó una nueva línea de préstamos encaminada a personas con algún tipo de discapacidad.
¡Qué gusto compartir con grandes emprendedores! Es obligación de un Gobierno inclusivo y responsable dar capacitación para vender mejor, cuidar el negocio, presentar mejor el producto y el capital para que puedan convertir sus sueños en realidad. #EcuadorConMasProsperidad pic.twitter.com/IpXGXFSM4m
— Lenín Moreno (@Lenin) September 19, 2019
En el evento, Elizabeth presentó su producto al presidente de la República, Lenín Moreno. El encuentro se efectuó en la plataforma gubernamental de la capital.
En el país existen 466.000 ecuatorianos con alguna discapacidad. De ellos, 42.000 se han integrado al sistema educativo nacional.
Las cifras de BanEcuador mostraron que hasta el momento se entregaron USD 2.060 millones a 422.000 familias, entre ellas 6.000 artesanos y 11.000 personas con discapacidad.
Para Jorge Wated, presidente del directorio de la entidad, la banca pública solo sirve si hay soñadores que se arriesgan y buscan el progreso propio.
El país -comentó- debe vivir de lo que hacen sus ciudadanos. “Por eso el Gobierno le apuesta al sector productivo. No se puede vivir de lo que haga el Estado”.
La primera beneficiada del programa es Andrea Yandún, quien tiene síndrome de Down, y su madre. Ellas montaron una sala de estética. Ambas recibieron un préstamo de $ 4.000. Con el monto esperan ampliar el local y abrir nuevas plazas de trabajo.
Otro favorecido, Víctor Vivanco, obtuvo USD 5.000 para ampliar su venta de extractores de jugo.
Mientras eso ocurría, Elizabeth arreglaba su puesto, en el cual sobresalían velas rojas, amarillas y celestes.
Los visitantes de la feria se detenían al paso, porque era uno de los más coloridos. Sus flores verdes, conservadas en una urna transparente, estuvieron entre los productos más atractivos. Elizabeth se retiró a su casa tras el evento y desde ayer aguarda la llamada . “Las limitaciones no existen”.
Fuente: El Telégrafo – Nota Original: LINK