A primera hora, el mandatario tenía previsto entregar maquinaria pesada que servirá a los municipios de Chone, Pedernales, Pichincha, El Carmen y Jama, en el norte de Manabí, para las labores de rehabilitación de las zonas afectadas por el sismo del 16 de abril, que dejó 668 personas muertas y más de 3.300 millones de dólares en pérdidas.
Allí dialogará con las autoridades seccionales y habitantes sobre los planes de reactivación económica que se emprenden en estas jurisdicciones.
Posteriormente, el mandatario se dirigirá al cantón Portoviejo, capital de Manabí, donde recorrerá las labores de repotenciación del hospital de especialidades de la localidad para atender a los pacientes de la provincia de Manabí, la más golpeada por el evento natural.
Después de esta visita, Correa constatará los avances en la construcción de la unidad educativa provisional Miguel Iturralde. El gobierno ecuatoriano levanta actualmente 26 campamentos educativos, 24 de ellos en Manabí y 2 en Esmeraldas, que albergarán a miles de estudiantes, cuyos planteles registraron daños estructurales.
El mandatario indicó que estas unidades provisionales, con ingeniería sismorresistente, cuentan con todos los servicios básicos e implementos para asegurar una educación de calidad.
En la tarde, el jefe de Estado llegará al cantón Manta para recorrer el proyecto de construcción de vivienda de interés social para los damnificados del terremoto y posteriormente tendrá un conversatorio con periodistas.
Finalmente, el presidente se trasladará al albergue Tohalí en esta localidad portuaria, donde observará el partido por semifinales de la Copa América entre las selecciones de Ecuador y Estados Unidos, en compañía de los damnificados.
De igual manera, autoridades y organizaciones civiles han preparado actos cívicos, artísticos y religiosos al recordarse los dos meses del terremoto de 7,8 grados que sacudió al país a las 18:50 del 16 de abril.
Una de las principales actividades es la caminata ‘Con Alma de Acero’ que se efectuará a partir de las 16:00 en Portoviejo, como un homenaje a las víctimas mortales del desastre natural, así como celebrar la vida y agradecer la solidaridad recibida del mundo tras el terremoto.