«Es una decisión intempestiva», que «no tiene ninguna cabida» en el proceso democrático y que «no puede ser aceptada», dijo Calheiros al instalar una sesión en el pleno del Senado, en referencia a la suspensión del proceso anunciada hoy por el presidente interino de la Cámara baja, Waldir Maranhao.
Calheiros calificó de «extemporánea» la decisión de Maranhao y dijo que había sido adoptada «cuando el Senado ya discute el asunto desde hace varias semanas».
Detalló que «ya hubo lectura de informes sobre el caso, se eligió una comisión especial» que analizó la base jurídica de los cargos y «hubo 10 sesiones que consumieron casi 70 horas de trabajo» en las que se escuchó a la defensa y a la parte acusadora.
«Esta decisión ahora, es totalmente intempestiva» y «no puede ser aceptada», ya que «no se puede aceptar que se juegue de ese modo con la democracia» o que se «avale un atraso del proceso» contra Rousseff, declaró Calheiros.
También señaló que «no cabe al presidente del Senado decidir si el proceso es justo o injusto», ya que eso lo hará «el propio pleno, el conjunto de los senadores, tal como lo ha decidido el Supremo Tribunal Federal».
Según Calheiros, «ninguna decisión monocrática», como la adoptada por Maranhao, puede imponerse al «colegiado» de la Cámara baja, que por 357 votos de los 513 posibles decidió el pasado 17 de abril que el juicio contra Rousseff tiene base jurídica y, de esa manera, debe continuar en el Senado.
Maranhao acató hoy una demanda de la Abogacía General del Estado, que pidió la nulidad de esa votación en la Cámara baja sobre la base de supuestos «vicios» procesales.
Según Maranhao, uno de los «vicios» detectados en esa sesión consistió en que los partidos políticos representados en la Cámara baja orientaron el voto de sus diputados, lo que no podría haber ocurrido en una decisión de esa naturaleza.
«No podrían los partidos políticos orientar una cuestión para que sus parlamentarios votasen de un modo u otro, toda vez que debían hacerlo de acuerdo a sus convicciones personales y libremente», dijo Maranhao, cuya decisión ha indignado a la oposición y generado dudas hasta en el influyente colegio de abogados de Brasil.
En ese sentido, Calheiros dijo que «la palabra del parlamentario proferida en el pleno es libre» y que no corresponde al Senado «interferir en el contenido de los discursos de los parlamentarios para decidir si podrían servir para anular o no una deliberación».
Con la decisión adoptada por el presidente del Senado, el pleno de esa cámara deberá escuchar hoy la lectura del informe remitido por la comisión especial que recomendó proseguir con el proceso que puede recortar el mandato de Rousseff.
Aunque Calheiros no lo ha aclarado, deberá confirmar también la sesión del próximo miércoles, en la que el pleno del Senado decidirá por mayoría simple entre sus 81 miembros si se abre el juicio contra la mandataria.
Si esa sesión, que se calcula que durará unas 48 horas y por tanto concluirá el jueves, determina la instauración del juicio, Rousseff será separada del cargo durante los 180 días que durará el proceso y sustituida por el vicepresidente Michel Temer.
En caso de que se llegue a la destitución, Temer completará el mandato que concluye el 1 de enero de 2019, pero si Rousseff fuera absuelta recuperaría el cargo una vez que el proceso concluya.