Las dos caras más conocidas de ese escándalo son el sacerdote Bernard Preynat, de 71 años, imputado el pasado enero por presunta agresión sexual a varios «scouts», y el arzobispo de Lyon, el cardenal Philippe Barbarin, investigado por ausencia de denuncia y puesta en peligro de la vida ajena.
La asociación reclama solidaridad a los eclesiásticos al considerar que los abusos denunciados se produjeron en un ambiente «cómplice».
«Estáis atrapados en la ‘omertá’ (ley del silencio) impuesta por la institución, por lo que necesitamos llevar a cabo una acción fuerte y determinada para romper con un pasado impuro», señala la carta.
La organización, creada en diciembre de 2015 para brindar ayuda a las víctimas, y que reúne a cerca de 400 socios, entre ellos 64 afectados, apela en el texto a propiciar un debate dentro de la Iglesia y subraya que es responsabilidad de cada cual «actuar o consentir».
La iniciativa se produce pocos días antes de la reunión el próximo lunes del cardenal con los sacerdotes bajo su autoridad.
Los participantes en ese encuentro, según informó la diócesis de Lyon, discutirán sobre medidas ya adoptadas contra los abusos, como la puesta en marcha de un «sistema de escucha a las víctimas», y otras nuevas que serán anunciadas por Barbarin, especialmente sobre los «criterios de nominación y transferencia de los curas».
Una oportunidad que el colectivo invita a los participantes a aprovechar para «iniciar una renovación» e impulsar una Iglesia «comprometida» y dispuesta a «combatir sus errores».