«Durante la cena [del jueves], Merkel preguntó a Rajoy si quería hablar sobre Cataluña. Rajoy dijo con la cabeza que no», aseguró a la AFP una fuente diplomática, en la línea de otra fuente que recordó que el español no quería hablar del tema durante la cumbre de dos días en Bruselas.
Desde el inicio del reto secesionista en Cataluña, las autoridades españolas han querido evitar un alcance europeo de esta crisis política, pese a los reiterados llamados de los líderes independentistas catalanes a una mediación internacional.
En un primer momento, las instituciones y líderes europeos indicaron que la situación en Cataluña, donde el gobierno regional convocó un referéndum de independencia prohibido por la justicia, era un «asunto interno» de España.
Sin embargo, la respuesta del gobierno español para impedir la celebración del referéndum el pasado 1 de octubre, con cargas policiales contra la población y la incautación de urnas, provocó una brecha en la posición europea y varios líderes condenaron la violencia.
En su primera cumbre europea desde entonces, Rajoy evitó hablar, no sólo durante la reunión, sino también a su llegada y salida el primer día, que contrastó con el apoyo firme expresado el jueves por los mandatarios europeos.
El presidente francés, Emmanuel Macron, aseguró a su llegada que la cumbre estaría marcada por un «mensaje de unidad» alrededor de España, mientras que Merkel, una líder próxima a Rajoy, abogó por hallar «soluciones en base a la Constitución» española.
La voz discordante entre los líderes fue la del primer ministro belga, Chales Michel, quien en un lenguaje mucho más fuerte llamó el jueves a «una desescalada» en España y al «diálogo» para hallar una «solución política».
El inquilino de la Moncloa mantuvo además una reunión bilateral con el jefe de Estado galo en la que abordaron la cuestión de los trabajadores desplazados, pero no la situación en Cataluña, según una fuente diplomática.
A preguntas de los periodistas, en su rueda de prensa final, Rajoy habló finalmente sobre la crisis, asegurando que se llegó a una «situación límite» en esta región española y defendiendo que es un «asunto de España» y no europeo.
Fuente: El Telégrafo