3 años han pasado desde el fatídico 16 de abril del 2016. Un terremoto de magnitud 7,8 grados, en la escala de Ritcher, sacudió todo el Ecuador, en especial las provincias de Manabí y Esmeraldas.

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Foto archivo del terremoto en Ecuador- Crédito: Twitter El Universo

663 fallecidos, 6.274 heridos, 12 desaparecidos, cerca de 80 mil desplazados y más de 30 mil casas y edificios afectados o totalmente destruidos. Ese fue el balance oficial que entregó el Gobierno de Rafael Correa.

Los testimonios de quienes vivieron en carne propia los 75 segundos que duro el terremoto son desgarradores. Cientos de personas perdieron familiares, amigos, vecinos y todas sus pertenencias.

La ayuda desde el resto de provincias y otros países fue fundamental para recuperar a las ciudades más devastadas por el movimiento telúrico como: Pedernales, Portoviejo, Manta, Canoa, Muisne y Bahía de Caráquez.

Después del 16 de abril se registraron más de 3 mil réplicas según el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional. El dinero que se asignó para su reconstrucción fue de USD 2. 410 millones, cifra que según el Comité de Reconstrucción y Reactivación Productiva «se concentró en la reparación, recuperación y construcción de infraestructuras colapsadas, donde las viviendas de los damnificados eran centrales».

Pero dos años después, la polémica inició en el país.

La Contraloría General del Estado realizó una auditoria al manejo de recursos de la reconstrucción, en cuatro entes del Estado implicados en el tema. Estas son: Vicepresidencia de la República, Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi), Ministerio de Finanzas y Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES). El perjuicio al Estado, según la entidad, es millonario.

«En el informe borrador se señala que autoridades del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) ‘incumplieron’ los procesos de control interno y el Protocolo para el Proceso de Demolición y Remoción de Escombros, firmados por esa entidad en mayo de 2016.»

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Terremoto en Manabí/ Crédito: Cancillería

En la actualidad, las ciudades más afectadas continúan con los trabajos de reconstrucción. Aún se observan edificaciones en reparaciones y terrenos baldíos en los que alguna vez había una infraestructura. En cuanto a la actividad sísmica en la zona, el IG informó que el 2016 fue el año más sísmico desde el 2000 en Ecuador.

“Los datos recopilados muestran que la alteración que sufrió la región después del terremoto del 2016 aún se mantiene y es previsible que haya sismos en otros lugares”, advirtió Alexandra Alvarado, directora del Instituto a diario El Universo.