Acompañado por la primera dama, Melania Trump, el mandatario otorgó al sargento Álvaro Barrientos un corazón púrpura, un distintivo que sirve para reconocer a los militares que han resultado heridos o han muerto en actos de servicio.
«Cuando supe sobre esto, quería hacerlo yo mismo. Felicidades de parte de Melania, de mí y de la nación entera», dijo Trump, quien a continuación colocó su mano en el hombro de Barrientos, besó en la mejilla a su esposa, Tammy, y colocó la medalla en la solapa del soldado.
La breve ceremonia acabó con Trump dando una palmada en la espalda al soldado y con un aplauso.
Esta es la primera vez que Trump visita el hospital militar Walter Reed, situado solo a unos 15 kilómetros de la Casa Blanca y al que suelen acudir los presidentes, aunque la mayoría de las visitas no reciben cobertura de la prensa.
Mientras estuvo en el hospital, Trump se reunió durante una hora y media con otros militares que están recibiendo tratamiento.
Aunque Trump evitó ir a la Guerra de Vietnam por un diagnóstico de juanetes, durante la campaña electoral realizó diferentes actos en solidaridad con veteranos de guerra y recaudó dinero para financiar iniciativas de ayuda al empleo o la salud, las principales necesidades de los excombatientes.
El millonario ganó en las urnas un gran apoyo entre este colectivo, al que se ha esforzado en complacer durante sus casi primeros 100 días del Gobierno.