El hombre, de unos 60 años, llevaba en la cara una mascarilla de protección blanca. Vestido de negro, yacía boca arriba, con los brazos extendidos a lo largo del cuerpo. No se puede establecer relación alguna entre su fallecimiento y el nuevo coronavirus que ya dejó 213 muertos en China, la inmensa mayoría de ellos en Wuhan o su región.
Pero la cuarentena impuesta en Wuhan la semana pasada y la prohibición de circular en automóvil han vaciado sus calles, y ello explica el relativo anonimato en el que esta persona falleció.
Un periodista de la AFP vio el cuerpo inanimado el jueves 30 de enero por la mañana ante una tienda de muebles. Luego, llegaron policía y socorristas con trajes integrales de protección. El hombre murió a algunas decenas de metros del Hospital número 6 de Wuhan, uno de los principales centros médicos reservados al tratamiento de personas afectadas por el virus.
La policía y las autoridades sanitarias locales, contactadas por la AFP, no pudieron aportar precisiones sobre las condiciones del deceso.
“Es terrible”
Tras haber examinado el cadáver, el personal médico colocó delicadamente una manta azul sobre el fallecido. Policías visiblemente nerviosos rodearon el cuerpo con cartones para impedir la vista al público, antes de que un equipo de la Policía científica prosiguiera el examen del cuerpo.
Fuente: El Comercio, nota original: LINK